14 junio 2023

FERNANDO FERNÁNDEZ

Estaba casado con Elisa Rodríguez, viviendo en la última fila en la casa nº 67. Fue otra de las personas del barrio que dedicó unos años de su vida a trabajar con el taxi. Como los otros dos, también trabajaba en la fábrica y en los ratos libres se dedicó a portar un dinero extra a la familia.
“Nando”, una de las pocas personas, de las primeras que llegaron al barrio de Los Millonarios, que aún viven y, por cierto, con una capacidad de autonomía y de mente clara extraordinaria. No tiene seguridad en el momento en que decidió dedicarse al mundo del taxi. Lo que sí tiene claro es que desempeñó tal oficio apenas tres años. Compró un Seat 124 con un motor de gasolina, cuyo consumo era elevado, así que Nado decidió cambiarlo por un motor de gasoil. El cambio fue caro, pero a la largo fue beneficioso.
Se dio de alta para poder desempeñar la actividad de taxista, que ejercía una vez salía de su trabajo en la fábrica. Al mismo tiempo, había instalado el teléfono en casa, de tal forma que así podía recibir llamadas de las personas que necesitaran un taxis para sus desplazamientos. Él, como otros, no estaba obligado estar presente en la parada de taxis. Esto no era bien visto por los taxistas, que se veían obligados a permanecer en la parada. De forma, que considerándose perjudicados, pusieron una denuncia en el Ayuntamiento, y éste aceptó la denuncia y, a partir de ese momento todos los taxistas tenían que permanecer entre dos y cuatro horas en la parada que, como hemos comentado estaban en la zona de la estación. Así que Nando, cuando salía de la fábrica, se dirigía a casa, su mujer le tenía puesta la comida y después de comer, cogía el taxi y a la parada. Ahora a esperar la llegada de clientes. No olvidemos, que la parada estaba situada en una de las zonas más importantes del pueblo. Allí había muchos bares, fondas y varios centros comerciales y la cooperativa de la fábrica. Estaba también la parada del autobús y la parada de Renfe. Es decir, un buen centro para los taxistas.
Cuenta Nando, que los clientes del taxi eran de lo más variado. Viajeros del tren, que llegaban al pueblo y buscaban determinados negocios, vecinos que cargados de alimentos en la Cooperativa, se veían obligados coger un taxi para trasladarse a sus lugares de origen, San Mateo, Barros, Coo, etc. Muchos de sus compañeros de la fábrica, conocían su actividad de taxista y lo mismo sucedía con los peritos e ingenieros que había en la fábrica. Esto posibilitó que, en muchas ocasiones, los fines de semana, llamaran a Nando para que llevara a su familia a las playas. Era un buen viaje, pues los llevaba por la mañana y volvía a buscarlos por la tarde. Estos eran unos buenos ingresos, que por cierto no pagan los ingenieros, sino la empresa.
La misma empresa tomó decisión de utilizar el taxi conducido por Nando, para trasladar motores a Reinosa a la empresa de Cenemesa, donde eran arreglados y nuevamente Nando, tenía que ir a buscarlos.
Hubo más viajes, pero recuerda uno que le obligó a un largo desplazamiento. Una tarde, estando en la parada de taxis en la estación, se le acercó una persona bien trajeada, para ver si le podía llevar a Bilbao, concretamente hasta Deusto. Aunque antes, tenía que tenía que hacer unas cosas en Corrales, la salida sería a partir de las seis de la tarde. Nando, después de valorar los pros y los contras, decidió aceptar la petición de traslado del cliente. Los pros eran fundamentalmente el ser un viaje largo, con varias horas de duración y por tanto, significaba un atractivo económico interesantes; los contras, eran las distancias, el estado de la carretera, pues en aquellos momentos no había autovías y había muchas curvas, y por si fuera poco, tenía que entrar a trabajar en la fábrica a las 6 de la mañana. El viaje fue largo y pesado. Pero dejó al pasajero en el lugar de destino. La vuelta, la realizó solo y de noche, aunque con la ventaja de que el tráfico había descendido. Lo cierto es que llegó a casa a la una de la madrugada y había que entrar a trabajar a las seis.
Pero algunas veces, hay acontecimientos que te cambian la vida. Nando contrajo una hepatitis complicada, que le mantuvo en cama seis meses. Tuvo que dedicarse a recuperar la salud y por tanto buscar una solución al taxi. La solución fue el contratar a una persona, que se ocupara de tener el taxi al servicio de la clientela. Éste persona fue Tista, que vivía en la zona del Bardalón. Pero no funcionó, había que sacar dinero para pagar el sueldo del chofer, para el gasoil… En definitiva, Nando cuando consiguió el alta de su enfermedad, decidió centrarse en la fábrica y en la familia, dejando el coche para viajar con la familia.
Decisión tomada, vende la licencia del taxi a Juan, el de los autobuses, y Nando se olvida de su actividad de taxista.


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