El conflicto bélico surgido en España en estos momentos, trajo como consecuencia la incorporación de los hombres a filas. Esto lógicamente, afectará negativamente a las fábricas, pues su mano de obra fundamental eran los varones, aunque sabemos, que las mujeres también jugaron su papel.
De hecho, el 10 de marzo de 1937, el Presidente del Comité de Control informa en la reunión de las gestiones realizadas ante el Comisario de Guerra, sobre la incorporación a filas de los operarios que trabajan en la fábrica. Se llegó al acuerdo, de que se indicará la relación del personal de dicha industria, y que dicho Comisario certificará que todos los operarios son indispensables para el funcionamiento de la misma, pudiendo surtir los pedidos que se hagan. Prueba de este acuerdo, es que a los pocos días de dicha reunión, se cancela el alistamiento del equipo de aserradores, mientras no lleguen los que les sustituyan. En el mismo mes de marzo, el día 26, el Comisario de Guerra manda escrito en el que pide que el Comité envíe una relación de todas las personas que consideren imprescindible para el para la fabricación de material de guerra, que se hace en el momento.
El 7 de abril, en la reunión del Comité, el Presidente dio cuenta de la retención de a filas del personal obrero y posteriormente se procedió a leer un oficio del Comandante Olea y otro del Estado Mayor. Después deciden convocar una reunión con las dos directivas de la fábrica, para el día siguiente, a las 9 de la mañana.
No tenemos noticias de lo que se trató ni de las conclusiones a las que se llegaron. Pero lo que sí es cierto es que, los obreros destinados a fabricar material de guerra están exentos de asistir a ésta, y estará justificado con un certificado, aunque también es cierto que deben asistir al trabajo, cuando sea necesario, independientemente de las horas y del día.
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