A medida que la guerra se va extendiendo por todo el territorio y las expectativas son menos favorables para el gobierno republicano, se hizo más necesario, el aumento de la producción. Parece ser, que la República, había decido estimular la producción de los obreros que estaban bajo su mando. Ese estímulo se centraría en una doble ración de pan, para todos aquellos que estuvieran trabajando en fábricas destinadas a producir material de guerra.
El 12 de marzo de 1937, el Comité, se plantea que una vez que se ha producido este estímulo de sobrealimentación de pan, para las empresas con producción de material de guerra, se acuerda que Raimundo Polanco, gestione la posibilidad que ese sobrealimento, pueda ser aplicado a todos los obreros de las Forjas. Esa gestión, se va a llevar a cabo en la Dirección General de Comercio. El secretario de dicho organismo, había indicado que dicha petición se hiciera por escrito. Aprovechando la situación, se hizo la petición de maíz, para los aserradores de la fábrica, ante la Delegación de Abastos del Distrito de Torrelavega. No podemos olvidar que, en aquellos tiempos, el cereal más habitual en las tierras de la provincia de Santander era el maíz, que forma parte de la dieta diaria, a través del pan realizado con harina de maíz, o las pulientas o polentas.
El tiempo pasa, y el 23 de marzo, Raimundo Polanco, comunica a la sus compañeros del Comité, que todavía no se han tenido noticias de la Dirección General de Comercio sobre la inclusión de la Fábrica en la sobrealimentación. Esta falta de respuesta, contrasta con la petición realizada a la Delegación de Abasto de Torrelavega el maíz ya está en la fábrica. En esta misma reunión, el Comité propone, que se soliciten sobrealimentos para los carboneros, puesto que permanecen mucho tiempo en su puesto de trabajo.
El 7 de abril de 1937, el Presidente del Comité comunica a sus compañeros que, tras las gestiones realizadas para conseguir la sobrealimentación. para los operarios destinados en puestos de trabajos duros e imprescindibles, se le había indicado, que debería hacer la petición por escrito, incluyendo una relación nominal de todas las personas a las que afectaría.
Parece que tal petición fue aceptada, pero con limitaciones. De tal forma, que a largo de los meses, esa sobrealimentación fue beneficiando a algunos trabajadores, pero no a todos. La aplicación se fue haciendo por secciones de una manera paulatina. El 19 de mayo de 1937, Mauro Turiel y Raimundo Polanco, logran la sobrealimentación para el personal de los Talleres de Estire fino, Estire grueso y Espino artificial. El 7 de junio del mismo año, se solicita que el personal del Horno eléctrico, sea incluido en el sobrealimento, acordando concederles una doble ración de pan. Días más tarde, el día 11, se decide, que a los operarios que trabajan con los serrones, se les facilite la ración de sobrealimentación. El día 14, se plantea, los operarios de la fundición, necesitan doble ración de pan, por su duro trabajo, El Comité, decide darles el talonario para que lo adquieran, pues están incluidos en el Horno eléctrico. Ese mismo día, se pide el racionamiento para los operarios del relevo que van a trabajar en el Horno y lo mismo para el personal de la palanquilla. Igualmente, el 22 de junio se concede autorización de sobrealimentación a los obreros que trabajan de ayudantes de serrones, pues su trabajo también es duro.
Pero sigue habiendo carencia de alimentos, para los trabajadores de la fábrica. Así durante el mes de julio de 1937, es habitual la petición de alimentos y la respuesta es siempre la misma: escasez de alimentos y, por tanto, se pospone ampliar la sobrealimentación a todos los operarios.
El 3 de julio, se solicitan para todo el personal de la fábrica y además de pan y leche si se pueden obtener legumbres y otros productos alimenticios. El 7 del mismo mes hay un informe de las gestiones realizadas en Santander por Raimundo Polanco, en el que se dice, que se ha conseguido un bote de leche condensada y tres kilos de patatas para cada operario. Con respecto a la ración para todo el personal, por ahora no es posible.
Tenemos un dato curioso. El operario Agapito Conde Díaz, solicita una sobre alimentación superior a los demás, debido a que está realizando un trabajo duro y además está enfermo, como lo demuestra el certificado médico que presenta. El Comité, le comunica que sea el médico, quien lo solicite a las autoridades y concederle, una sobre alimentación igual que a los demás, si el puesto que ocupa le da derecho a ello. Los recursos alimenticios escasean y el control de la sobre alimentación debe de ser riguroso.
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