Cuando estaba trabajando en Cercanías de Bilbao, enfocamos nuestra estrategia comercial de la siguiente manera: había dos prototipos de viajeros, los que tenían una necesidad de viajar y los que no. Los primeros tenían que elegir el medio; los segundos, el fin. Para los primeros, la publicidad enfatizaba las cualidades del tren; para los segundos, las de los lugares, actividades, fiestas, etc., a donde se podía llegar en tren. «Disfrutar viajando y viajar para disfrutar» era nuestro lema.
Como el viaje ferroviario es largo —recordad que venimos para quedarnos— y se compone inevitablemente de distintas etapas, habrá momentos en los que disfrutaréis viajando —día a día, realizando la misma actividad— y otros en los que tendréis que viajar — descubrir nuevas actividades, retos, motivaciones...— para disfrutar.
Estos han sido los momentos; los que he considerado más relevantes, pero no quisiera acabar sin ofreceros un fármaco de laboratorio propio que os permitirá disfrutar con mayor intensidad —o ese, al menos, es mi deseo— de los vuestros. Esos hitos que jalonarán, sin duda, vuestro singular, personal y apasionante viaje.
Como el viaje ferroviario es largo —recordad que venimos para quedarnos— y se compone inevitablemente de distintas etapas, habrá momentos en los que disfrutaréis viajando —día a día, realizando la misma actividad— y otros en los que tendréis que viajar — descubrir nuevas actividades, retos, motivaciones...— para disfrutar.
Estos han sido los momentos; los que he considerado más relevantes, pero no quisiera acabar sin ofreceros un fármaco de laboratorio propio que os permitirá disfrutar con mayor intensidad —o ese, al menos, es mi deseo— de los vuestros. Esos hitos que jalonarán, sin duda, vuestro singular, personal y apasionante viaje.
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