Pensando en quienes deben tomar decisiones importantes, Max Weber distinguió entre ética de la responsabilidad y ética de la convicción. Pero incluso ese difícil brete puede ser un lujo para algunos. Una madre llega a un colegio, donde su hijo lleva ya bastantes horas, entre clase y guardería, y pregunta al conserje si no se puede ampliar el horario para el chaval; el conserje, poseedor de un gran sentido de la educación y de la familia, le responde: "Entonces ¿para qué tenéis hijos?"... Pero es que hay que ponerse realmente en la situación. Que es dura, y además no es minoritaria: si los padres no pueden estar más con los niños, como algunos de ellos querrían, ¿cuál es la alternativa? ¿Que los pobres no tengan hijos, y se aguanten? Sobrevivir conviviendo con el mal menor, en circunstancias "bajo cero", no es solo un sapo que tenemos todos que saber digerir, sino quizá la situación mayoritaria en la que, secularmente, hemos evolucionado los seres humanos.
Adolfo Palacios para Cartas al Director de El Diario Montañés.

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