A Javier Borderías Villalón, el estudiante en cuestión, le correspondía leer el artículo 28 de la Constitución, que habla de los derechos de sindicación y de convocatoria de huelga, pero no quiso bajarse de la tribuna del hemiciclo sin afirmar que siente pena y vergüenza por el hecho de que los sindicatos no ejerzan este derecho de huelga en los tiempos que corren y que se dediquen exclusivamente a bailar el agua al presidente del Gobierno.
Después de oír lo que han llegado a decir nuestros políticos en el Congreso, las palabras de Javier, aparte de no ser malsonantes, tuvieron mucha más carga política que la mayoría de los debates. Bien por el chico y su desobediencia. [+ información]
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