Aunque hace más de 40 años que vivo fuera de Corrales, emocionalmente no he cortado el cordón umbilical y cualquier acontecimiento social, cultural, deportivo o de cualquier otra índole, hace que fuerce el acercarme hasta nuestro valle para llevarlo a efecto. Las revisiones del coche son uno de esos motivos, así que ayer me dirigí allí acompañado de Laura, para hacer esa periódica revisión.
Como el día prometía y se nos ha anunciado un empeoramiento del tiempo aprovechamos a realizar una de las tareas propias de estas fechas, así que fuimos hasta el cementerio, para acondicionar las tumbas familiares. Pudimos comprobar que no éramos los únicos que habíamos tenido esa idea, porque eran varios lo vecinos implicados en esos menesteres.
Como disponíamos de tiempo libre mientras nos hacían la revisión del coche, nos dimos un paseo en plan inspección de obras, así que pasamos por la pasarela provisional instalada en el puente Renero, para seguir por el tanatorio y pasar por la otra pasarela colocada en el río Redondo. Allí un vecino nos manifestó, con acierto, que la pasarela allí colocada está situada en el lado contrario. La explicación es que si pasas el río Besaya por el puente que comienza en el Fleming, dirección tanatorio, la pasarela peatonal está a la izquierda, mientras que el siguiente puente la tiene a la derecha del sentido de la marcha, por lo que tienes que cruzar la carretera para pasar por la pasarela de ese segundo puente, para tener que cruzarla otra vez después para continuar por tu izquierda, que es por donde circulan los peatones. Total que los peatones simplifican la operativa, ignorando la nueva pasarela, cruzando el puente por la parte dedicada a los vehículos, que es por donde cruzaban antes.
Para terminar la jornada y antes de volver a casa, pasamos por el Casino a visitar a Carlos y tomar un aperitivo que rematase una mañana bien aprovechada. A la salida, Laura no pude resistir la tentación de columpiarse en la Rasilla.
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