Aunque el Annapurna tiene mayor letalidad estadística, los expertos consideran que la montaña más difícil de escalar del mundo es el K2 (Chogori). Inclina la balanza el llamado ‘coeficiente de peligrosidad durante el descenso’, que indica el porcentaje de personas que hacen cima y no regresan con vida. Y es que a los factores que complican el conjunto de la escalada se suman en el descenso el agotamiento físico y mental acumulado durante la ascensión y la necesidad de establecerse cuanto antes por debajo de los 8.000 metros (‘zona de la muerte’, en alpinismo).
Durante estas semanas hemos alcanzado con gran esfuerzo el pico de la curva epidemiológica y ahora toca bajar. Nuestro sistema sanitario está exhausto a todos los niveles y diezmado tras su heroica lucha, los ciudadanos agotados y hartos de las condiciones de confinamiento; la economía, maltrecha e impaciente por salir de su propia zona de la muerte … No perdamos la concentración en el descenso. No permitamos que cansancio y prisa echen por tierra lo ya conseguido. Regresemos al campo base sin perder a ningún miembro más de la cordada.
David Barbas García (Pamplona), en El País.
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