Últimamente todos hemos tenido que variar nuestras costumbres, pero espero que poco a poco vayamos aproximándonos a la situación anterior a esta epidemia.
Laura y yo nos vimos obligados a suspender algunos viajes por la pandemia; dos de ellos eran del Imserso y nos devolvieron el dinero, pero había otro fuera de España, que en vez de devolver el importe nos aplazaron el mismo. Tras varios prudentes aplazamientos nos hemos animado a hacerlo. Juegan a nuestro favor varios aspectos, uno de ellos que ya estamos vacunados, otro es que tomaríamos las mismas precauciones que en España y, por último, que se animó a acompañarnos nuestro hijo Alberto que es un consumado viajero, además de haber estudiado Turismo y conocer el destino por haberlo hecho anteriormente.
Así que nos animamos y cogimos la maleta.
Hemos tenido una experiencia favorable y enriquecedora, ya que nos ha permitido saber que podemos viajar siempre que mantengamos las medidas preventivas que utilizamos aquí. Ahora estamos a la espera de que el Imserso vuelva a poner nuevamente los viajes en circulación, para tratar de hacer más llevadera esta situación que nos obliga a no bajar la guardia, porque a pesar de que tanto en los hoteles, como en los medios de transporte y a la entrada de cualquier país nos exijan el certificado de vacunación, que siempre es una garantía, no debemos descuidarnos ya que toda precaución es poca.
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