Me ha encantado la carta de Adolfo Palacios remitida a El Diario Montañés y quiero aportar a la misma mi opinión.
Esta es mi teoría sobre la influencia que el entorno familiar puede ejercer en la educación de niños, adolescentes y jóvenes al prepararlos para el mundo real de la calle:
Está claro que cuando nacemos, dependemos 100% de nuestros padres (entorno familiar) y que según va pasando el tiempo en nuestras vidas, vamos tomando referencias y aprendizajes de cuestiones externas (casi siempre personajes) que van a influir en nuestro comportamiento vital.
Lo que está claro, es que cuanto más tarde (sin pasarse pues estaríamos hablando de un ser sobreprotegido y tampoco es bueno) la influencia externa supere la que ejerce nuestro entorno familiar, mejor.
Entiendo que los "peligros" que un joven va a encontrarse ahí afuera, los superará mejor cuanto más arraigados estén sus valores familiares, escolares, etc. Es decir, cuanto más tiempo pase y afiance los valores que le proporciona su entorno educativo (repito sin pasarse), mucho mejor.
Este primer gráfico podría ser la referencia si, cuando se cruzan las curvas de dependencia, el "joven" ya tiene una edad y en consecuencia "formación de valores" suficientemente elevados para que los "peligros" externos no le afecten y desvíen del "buen camino".
El gráfico n°2 podría ser el de un niño que sale a la calle excesivamente pronto (caso de un niño gitano), al cual lo van a afectar/manipular de forma importante, sin estar formado y, en consecuencia, sucumbirá a los peligros de ahí afuera.
La curva n°3 podría ser de un joven sobre protegido, lo cual y como he dicho es este escrito en dos ocasiones, tampoco es bueno: no es bueno que, exagerándolo, el cruce de ambas curvas se produzca con casi 36 años.
Resumiendo: los padres, educadores, etc. tenemos que luchar para afianzar buenos valores en nuestros chicos con el objetivo de que, cuando salgan ahí afuera y sean tentados por "la calle", tengan bien arraigados los valores que les hemos trasmitido para que no sean absorbidos y manipulados por ella.
Manuel Fernández.
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