Conocida por todos como “Toñita”; era la hija mayor de Clemente y Esther, que vivían en la casa nº 42. Cuando terminó los estudios habituales, comenzó a realizar estudios de Corte y Confección. Decidió ponerse a trabajar en lo que había estudiado, pero no había posibilidades económicas para alquilar un local, así que comenzó a trabajar en casa. Pero eran cinco personas, tres habitaciones y necesitaba un lugar donde poner el taller. La solución fue colocar una cuerda y una tela, que separase la zona de la cama de la ventana. No solo se dedicaba a las actividades propias de su oficio, sino que además daba clase de costura para chicas que quisieran aprender el oficio. De hecho, tuvo varias alumnas, una de las cuales fue Cecilia, vecina del barrio, hija de César Saiz y Carmen García, que vivían en la primera fila, en concreto en la vivienda nº 13.
La publicidad en aquella época, era difícil y costosa. Básicamente era el boca a boca. Es cierto que estaban los anuncios en los periódicos y en los programas de las fiestas de los pueblos del Ayuntamiento, pero era caro y por tanto, con acceso restringido para los comercios más fuertes del pueblo. Pero Toñi, tenía una gran difusión de su trabajo, a través del cine. En aquellos momentos, en el período de descanso, entre el famoso NO-DO y el inicio de las películas, era habitual que el operador proyectara sobre la pantalla, anuncios de empresas o de particulares que realizaban algún tipo de trabajo. Toñi tenía la ventaja de que su padre Clemente trabajaba en el cine Coliseum María Luisa, también tenía confianza con Jesús, que fue operador en el Cine de Acción Católica; esto se traducía que el anuncio de Toñita como costurera estaba todos los días presente en los asistentes al cine.
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