El Tiempo en Corrales de Buelna,Los

18 agosto 2011

LECTURA DE PRENSA

PERDÓNALOS, SEÑOR
Los jóvenes con convicciones católicas están condenados a soportar un estigma que los presenta como ultraconservadores, simplistas, dogmáticos en sus creencias y cualquier tópico que imaginarse pueda. Por el contrario, hay sectores de la población que se muestran benévolos ante conductas juveniles que se antojan esculpidas en el mármol de la intolerancia. El mismísimo Lenin dijo que hasta la idílica sociedad comunista estaba abocada al fracaso si se limitaba a transmitir a los jóvenes discursos dulzones y tolerantes. Los tópicos empujan a encasillar a los centenares de miles de jóvenes que se han dado cita en Madrid para reunirse con el Papa.
Por el contrario, somos benévolos con los indignados, cuya cólera democrática ha aumentado la deuda soberana de los comerciantes afectados por las acampadas; miramos hacia otro lado si un grupo de okupas civilizados, con perritos y todo, se asienta en una vivienda ajena; soportamos fiestas populares, festivales de música y tribus estridentes; y hasta hace bien poco podíamos permanecer impasibles si alguien proponía construir un aeropuerto en Morata de Tajuña, un apeadero del AVE en Vilobí d'Onyar o una ciudad de nueva factura en el desierto de Seseña. Curiosamente, ahora se movilizan decenas de miles de madrileños contra el coste económico de la visita de Benedicto XVI. La izquierda sociológica sigue empeñada en quemar energías en batallas perdidas, convocada por organizaciones monocelulares de ateos, laicos y hasta cristianos de base. Como nadie sabe qué diablos hacer para afrontar la crisis, lo más fácil, sobre todo en este país, es padecer un ataque de epilepsia anticlerical. Vamos mal.
[Fuente: La Vanguardia]

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