El Tiempo en Corrales de Buelna,Los

06 septiembre 2013

CORRALIEGOS EN LA PRENSA

Dos corraliegos copan hoy la sección de Cartas al Director del Diario Montañés. Se trata de Adolfo Palacios González, residente en Santander y Arturo Fernández Escalada:

SENTIMIENTOS FAMILIARES
Inmigrantes afincados en Santander decían en una encuesta que les chocaba lo poco que los niños respetan y obedecen a sus padres. Sí lo he observado; y también que algunos padres no parecen conscientes de que algo, algo bastante normal, falta en su vida familiar. Amor, cariño, respeto, todo a la vez. Deberían considerarlo, como un amigo mío que un día se plantó y dijo: ‘Ea, yo no estoy orgulloso de mis hijos’. Conozco sectores de jóvenes (y de adultos, padres tal vez) que no parecen apreciar a nadie. Quizás les da risa el tema. Se pierden un gran sentimiento, y la sociedad también pierde con ello. El dar envidia, la rivalidad tribal, por ejemplo, son raquíticos motores de la vida. Y el aprecio se construye desde el amor familiar, con su cariño y su respeto.
Adolfo Palacios González

GUERRAS CÁNTABRAS LA ILUSIÓN DE UN PUEBLO
-‘Papá, papá, mira romanos’,- exclamaba un niño cuando descubría a un grupo ataviado con su uniforme. Sus ojos se encendían ilusionados, con esa mirada limpia que solo los niños tienen, queriendo descubrir más cosas.
-‘Mira papá, tienen espada de verdad y escudos-. Atónito, como si estuviese en medio de una película mirando hacia todos los lados y llegando al campamento donde descubre tiendas romanas, cabañas cántabras coronadas con enormes cornamentas, humo de hogueras, algarabía y jolgorio al son de gaitas y tambores que le transportan a la época de nuestros ancestros. Mezcla de colores y olores que su padre intenta explicar como se le explican las cosas a los niños, mientras observa luchas entre guerreros y otras representaciones.
Esto es la recreación de nuestras Guerras Cántabras: ilusión, fiesta y también esfuerzo por mejorar cada edición, por seguir consiguiendo despertar sea imaginación de los niños pequeños y la de ese niño que los mayores aún llevamos dentro y que nos transporta por unos días a otro momento de la historia, lejos de nuestra rutina y nuestras ocupaciones.
Arturo Fernández Escalada

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