Cientos de romeros participaron este sábado en el día de San Cipriano, romería montañesa de las pocas que quedan y jornada perfecta para hacer valer el amor por la tierra y las tradiciones concentradas a ritmo de pito y tambor en la pradera alta de Cohicillos, en la que se dejó ver una nutrida presencia institucional. Muchos de los participantes volvieron a vestir, como ya habían hecho ayer viernes en el Día de las Albarcas, ropa de la romería de siempre para acompañar al santo en su peregrinación hasta la ermita a la que da nombre en Cohicillos, en el municipio de Cartes.
Los peregrinos resistieron el envite del tiempo para demostrar que la jornada festiva se impone a la meteorología. La fe y la música pusieron el resto para reunir en la procesión y la fiesta posterior a muchos devotos dispuestos a perpetuar una celebración catalogada como Fiesta de Interés Turístico Regional. Aunque los fieles prefieren otro calificativo, el de ‘romería montañesa por excelencia’.
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