Antiguamente los niños jugaban solos por la calle y no había que preocuparse mucho de ellos. Una libertad y un descontrol que se remontaba, realmente, a los tiempos de las cavernas. Así que es natural, y adecuado, que así nos criemos, al menos unas horas al día. Hoy saben los expertos que no se debe estar todo el rato en actividades dirigidas como están en la escuela, en extraescolares, o con los mismos padres. Y que el abuso de pantallas es malo, pero también la carencia de vagabundeo, de juego libre, de ensoñación. El problema, aparte de la falta de seguridad, es que ese tipo de actividad, antes, además de implicar relación con la naturaleza, implicaba relación con otros chavales, de distintas edades, y hoy, por la escasez de niños, tales grupos son pequeños o inexistentes, y demasiado homogéneos en edad. En todo caso, con esto en mente, quizá sea posible hacer algo.
Adolfo Palacios para Cartas al Director de El Diario Montañés.
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