¿Se puede envejecer mejor? Paloma Navas, especialista en medicina preventiva y doctora en salud pública, nos muestra la evidencia científica sobre cómo nuestra idea del envejecimiento se puede convertir en una profecía autocumplida de la propia vejez y nos da claves sencillas para disfrutar de esos años de forma saludable y en comunidad. Paloma Navas Gutiérrez es una médica especialista en medicina preventiva y salud pública apasionada por la salud de las personas mayores. Viajera infatigable, ha estudiado y trabajado en países como Alemania, Senegal, Puerto Rico, Tanzania o México, lo que le ha permitido conocer de primera mano diferentes concepciones de la salud y distintos sistemas sanitarios. Paloma se doctoró en la escuela de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins gracias a una beca Fulbright. Su investigación sobre factores de riesgo sociales y medicina preventiva para personas mayores le ha llevado a replantearse el concepto de salud durante el envejecimiento y a cuestionar algunos de los paradigmas sobre la vejez que abundan tanto en el discurso biomédico como en el discurso social. Trabaja para generar y difundir conocimiento científico sobre medicina preventiva y envejecimiento y luchar contra la discriminación por edad.
1 comentario:
Está bien el vídeo, sobre todo teniendo en cuenta que vamos a ser muchos viejos aquí.
Yo siempre partí de la base de que la vida hay que merecérsela, la existencia hay que merecérsela; me parecía inaceptable, impresentable, que viejos que no aportaban nada, ni experiencia, ni una buena conversación, ni un consejo en la decoración del jardín, llegasen a viejos. Yo mismo he vivido siempre intentando "merecerme" el estar ahí, en la vida. Tal vez, pienso ahora, es un error vivir así: es un pensamiento nazi, no sólo para los demás, también estresante para sí mismo; pierdes el derecho a ser vulgar, a vivir porque te nacieron; es negarse el derecho a vivir simplemente porque sí. Mirad si vosotros vivís también así, en un pueblo marcado por el nacionalcatolicismo, un pueblo industrialista, influido por los afanes revolucionarios del falangismo y el comunismo, un pueblo donde se primó tanto la meritocracia.
Por otro lado, decir que en China ves a personas juntas, vecinos que apenas se conocen, practicando bailes de gimnasia con música de altavoces, por la tarde, bajo los techados de los pisos, y viejos en los parques, practicando solos también gimnasia en los parques. No sería extraño que su espíritu patriótico les llevase a mantenerse bien para la vejez, para no ser gravosos al Estado. Eso aquí es impensable, nunca pensamos en el bien de la nación, ni somos previsores. Pero deberíamos, ejercitar el cuerpo por un sentido social. Y también somos demasiado asociales e insolidarios: un negro que conocí en la estación, tras hablar un poco, luego se quería sentar conmigo en el asiento de al lado en el tren, durante el viaje; le dije que aquí partimos de la base de que el estado vital bueno es estar solos, y decimos "perdón" cuando nos dirigimos a alguien, como si nos entrometiéramos en una vida que ya es plena. África es distinta. Pero no sólo África, en España hay regiones que son distintas, m´mas amigables; lo cual da lugar a un círculo virtuoso, como aquí es vicioso. Y en los restaurantes, vas a comer en una mesa y, si se te sienta otra persona contigo en la mesa (como me ocurrió a mí en Torrelavega, un día de ferial), el camarero le dice que se vaya a otra mesa; antiguamente comía gente desconocida, junta, compartiendo la misma mesa, no había problema. Esa "comodidad" de no oler la transpiración del otro nos come la vida social, que siempre traerá incomodidades, como el parir trae dolor, pero no podemos andar dándole "epidural" a todo en esta vida.
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