Laura y yo hemos estado en Tenerife con unos amigos, cuando se desarrollaron los hechos que te voy a relatar. Todo comenzó cuando fui invitado a preparar un cóctel en el hotel, ante un grupo de expectantes clientes, nacionales y extranjeros.
Aunque en un principio estaba previsto que elaborase un combinado de piña colada, requerí la complicidad de una de las camareras, para cambiar el ron por orujo, por lo que esta variedad he pasado a denominarla ‘Cóctel Buelna’
Al principio comencé un poco nervioso y fui víctima del síndrome del Racing: mucho juego aéreo, pero fallando claras ocasiones de gol, a pesar de la confianza depositada en mí. Menos mal que recurrí a la picardía, para conseguir marcar un tanto. A partir de ahí me tranquilicé y dispuse de un par de ocasiones para incorporar una pequeñas gotas de calidad, que fueron recibidas con satisfacción por la amplia afición. Al final me vine arriba y acabé a ritmo caribeño-corraliego, que hizo que la afición prorrumpiese en una cerrada ovación.
Lo peor de todo es que los entusiasmados asistentes se empeñaron en hacerme la ola y lo hicieron con tal intensidad que lo que comenzó en ola acabó en un impresionante tsunami, que afectó a puntos vitales del tendido eléctrico, propiciando el famoso apagón del que seguro que habrás tenido noticias a través del telediario.
Menos mal que en los interrogatorios policiales pude demostrar que no había ninguna relación directa entre mi cóctel y el apagón, por lo que me libré que me declarasen persona no grata en la isla, por lo que podré volver en otra ocasión, procurando tener un mejor comportamiento, evitando hacer cambios en el guión, que puedan propiciar el que se me juzgue por sospechoso.
Las pruebas las puedes ver en el siguiente vídeo:
y estos otros son los cómplices.
1 comentario:
¡¡¡ Bravo Jose... muy importante que, allá donde estemos, dejemos siempre notable huella indeleble de nuestro Valle de Buelna... y en este caso con elegancia, mediante tu seguro delicioso cóctel !!!
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