Este comercio tiene, para mí unos recuerdos mayores que el resto de los
establecimientos que existieron en la zona. Durante años, Gonzalo, el hijo mayor de Blanco,
era un integrante de nuestra cuadrilla, teníamos opiniones diferentes, intereses distintos, pero cosas de la vida, nos llevábamos bien y pasamos parte de nuestra juventud juntos. Con el paso de los años nuestros caminos se separaron. En todo caso en muchas ocasiones nos acordamos del bueno de Gonzalo.
Pero, ¿quién era Blanco, padre? La verdad es que no tengo grandes recuerdos; creo
que tenían familia en la zona de Sarón, en muchas ocasiones acompañé a Gonzalo a una tienda que tenía allí su familia. Blanco vivía con su mujer y sus dos hijos, además de su cuñada que les ayudaba en la tienda.
En un primer momento el comercio de Blanco estuvo ubicado en la zona de La Aldea,
concretamente en la zona situada cerca del actual bar La Ponderosa. Allí, Blanco tenía una
tienda en la que se vendía todo aquello propio de una librería de época: lápices, gomas,
bolígrafos (quizás en aquella época los más apreciados en los BIC, bolígrafos de color amarillo
con capuchón negro y que en aquellos momentos podríamos adquirirlos para escribir en negro o en azul). No nos olvidemos de las plumas y el palillero, que fácilmente los rompíamos, y por supuesto la tinta. Estos últimos objetos eran básicos para los que íbamos al colegio de la Salle.
¿Quién no se acuerda de la caligrafía, de las faltas de ortografía que había que copiar 10 veces?
Y, lógicamente, no nos olvidemos del papel secante, necesario para evitar que toda la tinta se
nos desparramase por la hoja.
Es posible que Blanco vendiera más en su comercio, pero solo me acuerdo de aquello
que más me veía obligado a utilizar.
Lo cierto es que con el paso del tiempo, no me acuerdo en que momento, Blanco
trasladó su negocio a la zona la Avenida José María Quijano. La parte de arriba fue ocupada
como vivienda de la familia, la parte de abajo pasó a ser el nuevo negocio donde estaría
durante largo tiempo. El motivo del cambio, posiblemente se debió a la necesidad de
acercarse a la calle principal en la que posiblemente la venta fuese mayor. Creo recordar, que
además del cambio de lugar, también lo hubo en la orientación del negocio. Se trataba de
adaptarse a las nuevas demandas y se convirtió en un negocio de muchas funciones. Se
vendían productos de perfumería, y también de enmarcación de cuadros, la venta y colocación de persianas; su esposa y su cuñada atendían las cuestiones de perfumería. El trabajo de enmarcación de los cuadros se llevaba a cabo en la parte interior del comercio.
Por circunstancias que desconozco, el comercio de Blanco cerró y nunca volví a tener
noticias de nuestro amigo Gonzalo, sé que se casó, que ejercía como peluquero; a su hermano
le vi, después de mi regreso al pueblo, por el año 1987, en el Palacio de La Magdalena, donde
había una exposición de perros, en la que él presentaba algunos perros a concurso. En todo
caso, los Blanco salieron de nuestro pueblo, pero quedaron en nuestros recuerdos.
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