Como hemos visto, son los años 1932 y 1933, cuando se produjeron abundantes referencias a los cementerios existentes en el municipio. El objetivo de control de los cementerios que habían estado bajo propiedad de la Iglesia, se hace realidad y los cementerios pasan a manos de las corporaciones municipales, tal como establecía la Constitución. Una vez conseguido el objetivo, van a ser pocas las referencias a los cementerios. El problema ha desaparecido, ahora a partir de 1934 y 1935, solo nos encontramos breves alusiones a las deficiencias que presentan algunos cementerios.
La explicación a este cambio, quizás haya que buscarlo en que el 19 de noviembre de 1933, se produjo un cambio radical en el gobierno de la República. Hasta ahora, el gobierno de España había estado en manos de la izquierda; en estas nuevas elecciones, en que por primera vez las mujeres tienen derecho a participar en el proceso electoral, la derecha va hacerse con el control del gobierno. Se inicia el periodo conocido como Bienio Conservador. Este gobierno, al frente del cual se sitúa Lerroux, tiene una visión diferente a la seguida hasta estos momentos en materia religiosa, no se trata de dar marcha atrás, se quiere recuperar la sintonía con el Vaticano, pero eso no significa una devolución de los cementerios incautados, arbitrio de campanas, etc. De hecho, no se va a derogar ninguno de los artículos de la Constitución sobre los mismos.
Más adelante, a finales del año de 1934, más concretamente en lo que se conoce como la Revolución de Octubre, se produce un intento de golpe de estado, por parte de los partidos de izquierda, que fue dura y rápidamente controlada por el gobierno con la intervención del ejército. Las consecuencias en nuestro pueblo no se hicieron esperar. El Gobernador Provincial, procedía el 16 de Noviembre a suspender a la Corporación municipal “…por ser dirigentes de los sucesos revolucionarios acaecidos en este el pasado mes…” Al frente del Ayuntamiento va a estar, de manera provisional, Germán González Rubín, sustituyéndole en casos legales, como concejal de más edad, Eduardo Pedrero López. Después de varios días de votaciones la Corporación se forma de la siguiente manera: Alcalde, Gerardo Aja Gómez, 1er Teniente Alcalde Martín Saiz García del Rivero, 2do Teniente Alcalde Germán González Rubín y Síndico Eduardo Pedrero López. Además la Corporación está integrada por otros ocho concejales.
Si nos fijamos en las referencias que hay en las Actas durante este periodo del Bienio Conservador, a los cementerios, se manifiestan en reparaciones que hay que realizar en los cementerios. Así, en las Actas del año de 1934, nos encontramos que el cementerio de Barros necesita una reparación de sus paredes, cosa que se va a solucionar rápidamente. Meses más tarde, se vuelve a insistir que en el cementerio de Barros hay varios montones de escombros que pueden en ocasionar problemas en período de lluvias. Con respecto al cementerio de Los Corrales, los temas son parecidos, así se habla de la mala situación del depósito de cadáveres, considerando necesario su reparación. También hay una constancia de la proliferación de malezas y de suciedad en el mismo, haciendo incidencia de que es obligación de la persona encargada de dicho cementerio, el tenerlo de manera arreglado.
Si nos fijamos en las Actas de 1935, podemos ver que las referencias a los cementerios es la misma, o parecida a la que nos encontramos en el año anterior. Se sigue hablando de la reparación de las paredes de los cementerios, fundamentalmente del de Barros, en el que además se hace necesario el cambio de acceso al mismo, así como su posterior mano de pintura. También hay referencias, a la destrucción de la placa que existía en el cementerio de Los Corrales, por lo que la Corporación toma la decisión de proceder a su rápida reparación, dejando constancia de que se haga con la mayor seguridad para evitar una nueva ruptura. También hay alguna referencia a la compra de terreno para una sepultura, por parte de algún vecino, concretamente en el cementerio de Somahoz.
Así todo, el 12 de Diciembre de 1935, se pide que la Corporación de Gobierno elabore un estudio sobre la incautación de cementerios, que se había producido en épocas anteriores. Siete días más tarde, dicha Comisión presenta un informe en el que, según su criterio, los cementerios profesionales pertenecen a la Iglesia. El informe no parece que convenza a toda la Corporación, y después de una “ligera discusión”, deciden que la Comisión haga una nueva valoración con el asesoramiento de Letrados.
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