El Tiempo en Corrales de Buelna,Los

20 noviembre 2009

FAMILIA

Se percibe un clamor generalizado de queja sobre lo mal que van las cosas en la sociedad actual. Clamor que, por otra parte, parece totalmente justificado.Los medios de comunicación nos informan diariamente de los grandes males que aquejan en estos momentos a la humanidad. También parece unánime el deseo por mejorar esta situación.
Pero cierto es también que no se atina con la fórmula para conseguir dicha mejora, y es, opinión personal, porque no se pone en la lucha para conseguirlo el mismo esfuerzo, por lo menos, que se pone para otras tareas menos importantes: el fortalecimiento de la institución familiar.
Una sociedad que defiende con sus mejores recursos el entorno natural ecológico pero que descuida el centro vital más íntimo en el que los individuos se hacen cada día más humanos: la familia; una sociedad que lucha con fuerza por conseguir todo el inventario de libertades, mientras olvida el núcleo esencial de la libertad: la familia; una sociedad que pelea con furia por conseguir las mayores cotas de bienestar posibles para algunos de sus miembros pero que olvida la célula en la que se forja el bien-ser: la familia, es una sociedad totalmente esquizofrénica.
Privado el ser humano del soporte de aceptación personal afectivo, estable, espontáneo, desinteresado que supone la familia, donde puede echar raíces profundas, quedará inevitablemente expuesto a todos los vientos ideológicos de cada momento histórico, convertido en una pura y simple mercancía de todos los intereses, incluidos los más ruines y bastardos.
Por todo lo anterior e infinitas razones más, en la misma línea, me parece imprescindible el apoyo firme, de quien corresponda, si de verdad pretende la mejora de la sociedad actual y futura, a cuantos colectivos o individuos trabajan en la línea de fortalecimiento de la institución familiar tradicionalmente conocida, única forma eficaz de conseguir hombres y mujeres más auténticamente libres, mas justos, verdaderamente felices.

[Juan Manuel Villoria Urtiaga, en Cartas al Director, del Diario Montañés]

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