El Grupo Escolar de nuestro pueblo, llevó el nombre de Luis Bello, desde el 22 de febrero de 1936 hasta el 15 de septiembre de 1937, en que el Alcalde del momento, Juan Manuel Mazarrasa y Mazarrasa decide, con el beneplácito de la Corporación, cambiar el nombre. La orden fue clara y concisa: “Se acuerda rotular el Grupo escolar de Los Corrales de Buelna, con el nombre de “José María de Pereda”. Luis Bello tuvo la suerte de no ver retirado el reconocimiento del esfuerzo realizado por la enseñanza.
El nuevo nombre que va a llevar el colegio hasta nuestros días va a ser el de José María de Pereda. Desde septiembre de 1937, el colegio ya no ha vuelto a sufrir ningún cambio de nombre, aunque si de lugar de ubicación. Ahora se encuentra en la zona conocida desde siempre como el barrio de Los Millonarios.
José María de Pereda, fue un montañés nacido en Polanco, el 6 de febrero de 1833 y fallecido el 1 de marzo de 1906, a la edad de 73 años. Aunque en su juventud no fue un estudiante brillante, también es cierto, que intento acceder a la Academia Militar, pero parece que tampoco era lo suyo. Comenzó adentrarse en el mundo de la novela, dentro del movimiento realismo y costumbrismo.
También estuvo involucrado en la política, de hecho se presentó para diputado en las Cortes, dentro del partido carlista, consiguiendo su escaño. Sus tendencias políticas conservadoras, no le impidieron tener relaciones fluidas con escritores de opiniones contrarias, como podían ser Benito Pérez Galdós o Leopoldo Alas “Clarín”.
Las novelas escritas por José María de Pereda, fueron muchas, pero recuerdo en mi juventud leer “Peñas Arriba”. Te trasladaba a las noches en los Picos de Europa, con los lobos y los osos, en las noches obscuras del invierno al calor de la lumbre. Posiblemente muy pocos leen ya esa novelas de la tierra. La otra novela que también leí fue “Sotileza”, pero el mundo de la capital y del mar, me caía muy lejano. La Puchera, es otra obra importante, pero esa no la he leído. Estas tres son obras son las más conocidas, pero hay otras. Es agradable observar que calles de nuestro pueblo llevan el nombre de estas novelas.
En todo caso, el nombre nuestro colegio José María de Pereda, para algunos de nosotros no significaba nada. Para nosotros, en los años sesenta del siglo pasado, tenía un nombre: las Escuelas Nacionales. Eran las escuelas a las que íbamos, para diferenciarlas de “Las Monjas” o las de “la Salle”; las Nacionales eran un edificio en el estaban las clases de las niñas y los niños; en las Monjas iban las niñas y en la Salle, los niños.
Qué años aquellos, en que estudiábamos en las Escuelas Nacionales, a las que entrabamos a los 6 años, directamente con Doña Pilar, era como una madre para todos, era el único curso en el que estábamos niños y niñas en la misma clase. Posteriormente los niños subíamos al segundo piso y allí nos encontrábamos con Don Miguel, Don Julián, Don Enrique y Don Ángel, este fue el primer alcalde socialista que tuvo el pueblo después de la guerra.
En el piso de abajo estaban las niñas. Al frente de las cuales estaba Doña Vitoria….
Quien no se acuerda de aquellos recreos en los que podíamos jugar en una plaza llena de árboles y jardines. En los bancos jugábamos “al pico, zorro y zaina”, al pañuelo, a las chapas, y qué decir de las canicas, con sus variedades: barro, piedra, cristal y hierro. Y la peonza. Que juegos, ahora las cosas han cambiado, los juegos tradicionales han desaparecido. Cosas de la vida y de la evolución.
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