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08 diciembre 2020

COLEGIO LEONARDO TORRES QUEVEDO

El problema que se genera al intentar continuar los estudios del bachillerato, se intentan solucionar con la creación de un centro privado, en el que los posibles alumnos puedan prepararse para su examen posterior en Torrelavega. El objetivo, era que los alumnos tuvieran horario escolar y las mismas materias que en los centros oficiales. La solución se concretó en la construcción del edificio que se situaría el centro de estudios. 
De hecho el 10 de Octubre de 1962, se puso en funcionamiento el Colegio Menor de Juventudes con el nombre de “Leonardo Torres Quevedo”, al que todos nos referíamos como el “Torres Quevedo”, en honor del célebre ingeniero, matemático e inventor nacido en el pueblo de Santa Cruz de Iguña. 
El edificio no estaba del todo terminado, pero al menos evitó que algunos vecinos del valle tuvieran que trasladarse a Torrelavega para seguir sus estudios. 
El primer curso de funcionamiento del Colegio fue el 1962/1963, con una plantilla de 8 profesores y 65 alumnos. 
Los profesores fueron en primer momento, varones, aunque con el paso del tiempo también hubo profesoras. El primer director fué D. Francisco López Caparrós, que era profesor de Formación del Espíritu Nacional, a la que todos nos referíamos como "Política". Este era un profesor muy singular, estando en Aprendices, él solía venir una vez la semana a la clase de “Política”, no sé si aprendimos mucho de política, pero si de una forma diferente de ver la vida. Su mujer, María Luisa era profesora de Dibujo. La Religión estaba en manos de D. Acilino y D. Felipe (el cura de Barros) era el profesor de Latín. En Ingreso (el curso prebachiller) impartían clase D. Arístides Tripiana, que era el preceptor del colegio, y Teodoro Arnáiz, Elvirita, la secretaria del colegio. Inés Macho (también farmacéutica) impartía las clases de Química y Ciencias Naturales, José Izaguirre, ingeniero de NMQ, impartía las Matemáticas y Física, La Historia estaba a cargo de Miguel Caño (antiguo director de las Escuelas Nacionales) y de María Antonia (no recuerdo el apellido pero estaba casada con un ingeniero de NMQ). D. Jesús Gago se encargaba de la Ed. Física, Mari Luz (una joven profesora que llamaba la atención por su "provocativa" vestimenta) era la profesora de Lengua Castellana y Literatura, impartiendo Francés una profesora llamada Manolita. También impartía Ciencias Naturales D. Roberto (médico que falleció en un accidente de Coche). Cuando D. Francisco se trasladó a su tierra (era gaditano) ocupó la dirección D. Juan Bautista por uno o dos cursos, sucediéndole en el cargo D. Antonio Prada. También estaba como profesor de Dibujo Gascón, que con el tiempo fue director del IES Besaya de Torrelavega y, posteriormente estuvo de director de la Escuela Normal de Magisterio. 
Los alumnos inscritos el primer año alcanzaron el número de 65. Todos eran chicos, pues de hecho era un centro masculino. Por otro lado, la mayor parte de los alumnos eran hijos de comerciantes, y no tenían fácil el acceso al Colegio de La Salle. Lo cual no quiere decir, que por el contrario, algunos que tenían padres en la fábrica se decantaran por el “Torres Quevedo”, pues les facilitaba el acceso a otro tipo de estudios. Los alumnos estaban obligados a llevar uniforme, consistente en camisa blanca, corbata roja, jersey de pico de color azul y pantalón gris, corto o largo dependiendo de la edad. 
En el curso 1964/1965, el número de plazas ofertadas para el Bachillerato General Elemental, ha doblado al de las ofertadas en el primer año. Así en el programa de Fiestas de la Liberación XXVII Aniversario, de 1964, se inscribe un anuncio de 140 plazas para llevar acabo dichos estudios. Y al mismo tiempo se puede deducir que ya comienzan a incorporarse alumnos provenientes de otros valles próximos. De hecho, en ese anuncio, se cita a las instituciones municipales o empresas que aportan ayudas para el estudio. Así, se hace referencia al Ayuntamiento de los Corrales, el de Molledo o la Junta Vecinal de Bárcenas; siendo las empresas o instituciones, Nueva Montaña Quijano, S.A., la Caja de Ahorros de Santander, el Colegio “Torres Quevedo” o la Comisaría de Protección Escolar. 
En un primer momento, la estancia mínima de permanencia en el centro, era de cinco años, iniciando su comienzo a la edad de nueve años para continuar hasta los 14. Un primer curso, Ingreso y después los cuatro años del Bachillerato Elemental, que finalizaba con la Reválida que había que realizarla en Torrelavega, en el Instituto del Marqués de Santillana. 
El Centro está en marcha y tiene una buena acogida, pero el problema reside en que el Centro no tiene el reconocimiento oficial, de ahí que se imparten las clases, pero lo cierto es que los alumnos tienen que realizar los exámenes en el Instituto de Torrelavega. Pero las cosas van a cambiar. Las gestiones realizadas por la Corporación y el propio Colegio tienen un buen resultado. Prueba de ello que el 14 de enero de 1965, se publica en el BOE, que con la opinión favorable de la Inspección Oficial de Enseñanza Media, del Rectorado de la Universidad de Valladolid y del Consejo Nacional de Educación y tras deliberación en el Consejo de Ministros, se procede al reconocimiento del Grado Elemental del Colegio de Enseñanza Media no oficial masculino “Leonardo Torres Quevedo”. El Decreto está firmado por el entonces Jefe del Estado, Francisco Franco, siendo Ministro de Educación Nacional, Manuel Lora Tamayo. 
A partir de este momento, parece que el Centro se va consolidando, pues ya no hay que desplazarse a Torrelavega a examinarse, lo cual hace que muchos jóvenes del pueblo, vean al Colegio como salida para sus estudios. Pero no todo está tan claro. Hay profesores que no ven mucha vida al Colegio y buscan traslados a lugares oficiales y no privados. Profesionales que tienen su principal fuente de ingresos en otras empresas u oficios y que estaban en la enseñanza por amor a la transmisión de sus conocimientos. Pero todo tiene un principio y un fin. 
Por otro lado, no podemos olvidarnos que el Colegio Torres Quevedo, era en un principio un colegio masculino, con lo cual las jóvenes que querían seguir estudiando tenían que ir a estudiar en Torrelavega, con los consiguientes problemas de desplazamiento o la matriculación en un internado. Con el tiempo, a principio de octubre de 1968 se comunica en la prensa que dicho ha sido autorizado para impartir las enseñanzas de Bachiller elemental para niñas. Esto favoreció el aumento del número de alumnos, pero las cosas iban ya por mal camino. 
Lo que sí está claro, es que algo está cambiando. El curso de 1972/73 comienza, pero con cambios de relevancia. Ya no hay un director, sino que esas funciones son ejercidas de manera interina por el sacerdote Don Acilino. Pero la inseguridad de la continuidad del centro se palpa, los padres tienen preocupación por apalabrar el contrato para el transporte de sus hijos a Torrelavega y, las autoridades municipales trabajan para conseguir un instituto público para el pueblo. Y por otro lado, comienza la gestionarse la cesión del edificio por el Frente Nacional de Juventudes al municipio para que se ubique el posible instituto. 
Nuevamente en el mes de agosto de 1973 salta la noticia en la prensa del cierre definitivo del Colegio, con el problema que genera a los alumnos del municipio. Pero unos días más tarde se publica por parte de la dirección del Colegio, que no se cierra, que sigue funcionando, que sigue como director en funciones Don Acilino y fijando las fechas para los exámenes de septiembre. 
El Colegio sigue funcionando, pero las puertas del mismo están cercanas al cierre. Le queda apenas un año para seguir impartiendo clases e iniciar el viaje a Torrelavega. 
Visto todo lo anterior, centrémonos ahora en el IES Javier Orbe Cano y su posterior cambio por el nombre de IES María Telo.


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