Pero también, había problemas. La carretera no era la de ahora, quién no se acuerda atravesar Las Caldas y, no digamos, bajar por la cuesta en dirección a Riocorvo que pasábamos por el centro; las horas que perdíamos levantándonos pronto para coger el autobús, el desplazamiento a los institutos, las chicas al Marqués de Santillana, los chicos al Besaya; aquellos días invierno, de frio, lluvia y nieve y todos en un autobús sin calefacción. Y además parecía que estaba muy claro que el Colegio “Torres Quevedo” cerraba.
Ante esta situación los padres y las autoridades locales comienzan a moverse con el objetivo de conseguir Instituto público para Los Corrales de Buelna y Valles aledaños.
Es cierto que la Junta Provincial de Educación de Santander se propone crear un centro para el curso 73/74, un centro que ocuparía las antiguas instalaciones del “Torres Quevedo”, de manera provisional mientras se construye un nuevo edificio. También es cierto, que el alcalde Senach Garrido está moviendo los hilos a nivel provincial y nacional para conseguir el instituto, Lo mismo está intentando hacer la Asociación de Cabezas de Familia, que en contacto con Carmen Cosio, procuradora en Cortes por Santander, se compromete a apoyar las gestiones que se realicen en Madrid. Pero lo que también está claro que a pesar de las muchas son las gestiones, el resultado no parece concretarse. La Asociación de Cabezas de Familias es consciente que el tiempo pasa, y es necesario ponerse a resolver el . desplazamiento de sus hijos a estudiar a Torrelavega. Por tanto, comienzan a negociar con compañías de autobuses para que realicen dicho traslado.
En el año 1974, las gestiones para lograr el deseado instituto parece que siguen su camino. La Corporación municipal, envía una nueva solicitud al Delegado Provincial de Educación y Ciencia, Javier Orbe Cano, para la concesión del tan deseado instituto por todos los vecinos del municipio y de los valles aledaños. No se puede olvidar, que los alumnos tienen que desplazarse hasta Torrelavega, siendo Autobuses Juan quien se encarga de dicho traslado, lo que supone una solución a este problema, pero también supone un gasto mensual en la economía familiar.
Las cosas van a cambiar a partir del año 1975. De hecho, en febrero de dicho año se recibe una carta de la Inspección de Enseñanza Media del Distrito de Valladolid, en la que se afirma que en octubre comenzará a funcionar el Instituto Nacional de Bachillerato en el pueblo, utilizando, de manera provisional, el Colegio “Torres Quevedo”, que había sido cedido por el Frente de Juventudes.
A mediados de año, el alcalde José Luis Rasilla informa que a finales de curso habrá unos 300 alumnos que terminaran la EGB, de los cuales muchos de ellos desean inscribirse para realizar el Bachillerato. Al mismo tiempo informa que, tanto el Gobernador Civil como el Delegado de Educación y Ciencia, le han comunicado que el instituto comenzará a funcionar en el mes de octubre, aunque la construcción del nuevo edificio llevará tiempo, y las clases se impartirán, como ya era sabido en el Colegio Torres Quevedo.
El mes de agosto, concretamente el día 24, de dicho año llega la noticia de que el Consejo de Ministros ha aprobado la concesión de un instituto para el Municipio de Corrales de Buelna asentado en el pueblo de Los Corrales. Comenzará en el mes de Octubre, en el Colegio “Torres Quevedo”, de manera provisional, mientras se lleve a cabo la construcción de un nuevo edificio, que en ese momento se está tramitando. Cualquier alumno que haya obtenido el graduado escolar podrá solicitar el ingreso en el nuevo instituto. Por otro lado, de todos aquellos que hayan hecho su inscripción en institutos de Torrelavega, pueden pedir el traslado de la inscripción al nuevo instituto.
El objetivo está conseguido. Aquello por lo que las distintas Corporaciones, independientemente de la ideología política, habían estado “luchando” para satisfacer las necesidades de sus vecinos. El instituto ya está aquí. Es el curso 75/76, no tiene todavía nombre, pero si su primer director del instituto, llamado Jesús García Pérez, el cual, inicia su trabajo.
Pero había dos “pequeños” problemas que resolver. Uno, el nombre que va a llevar el nuevo instituto. El alcalde, José María Rasilla, considera que el nombre que debe llevar el instituto es el de aquella persona, que más había luchado por lograr el objetivo que habían perseguido las distintas corporaciones del municipio y los vecinos del mismo. El nombre debería de ser el de Javier Orbe Cano, el Delegado de Educación y Ciencia, que por desgracia había fallecido en un accidente de tráfico. Toda la Corporación del momento, con distintas visiones ideológicas, no tuvo ninguna duda de que era el nombre más adecuado, en reconocimiento y agradecimiento a su labor por los intereses del pueblo y de los valles limítrofes.
El otro problema, era establecer el lugar donde iba a ir ubicado el nuevo edificio del Instituto. Para tal fin, se encargó a los concejales Aniceto Barquín Barquín y Miguel Ángel Riaño Garrido, para que propusieran un terreno donde se pudiera proceder a la construcción del edificio del INB. Se trató de buscar un terreno en el centro, pero no fue posible. Se llegó a la conclusión de que el único terreno se encontraba en la zona de El Bardalón. Eran unos 10.000 m2 propiedad de Nueva Montaña Quijano, por el que se pagaron 3 millones de las antiguas pesetas.
Pero el inicio de las obras se retrasa, no hay recursos económicos suficientes. El edificio de Torres Quevedo, se va quedando pequeño ante el aumento de solicitudes para estudiar en el centro, con lo cual, y aprovechado que las antiguas Escuelas Nacionales quedan libres al haberse trasladado la EGB, al nuevo edificio construido en el barrio de Los Millonarios. A esas Escuelas Nacionales se traslada el instituto mientras se construye el nuevo edificio.
Cinco años permanecerá el Instituto en esta zona, hasta que definitivamente, el curso 82/83, el centro comienza a funcionar donde está actualmente.
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