Un recuerdo de cómo eran las cosas hace 30 años, para que sepamos que las cosas no tienen por qué ser solo como las conocemos actualmente: en Navidad no se hablaba de regalos, los adultos no estaban acostumbrados a recibir regalos, ni a hacerlos: se hablaba de juguetes. Que eran para los niños, que se los traían los Reyes (Papá Noel era conocido, pero era un personaje rojo de EE.UU. o por ahí), se los traían la noche de Reyes (por lo general se esperaba a esa noche) y después, un día o dos después, acababan las vacaciones, y a la escuela. No se generaba tanto residuo, y solo las calles centrales se iluminaban, sin que los barrios se sintieran discriminados: ir al centro era una fiesta. Me pregunto por qué todo esto ha cambiado, algún sociólogo lo sabrá.
Adolfo Palacios para Cartas al Director de El Diario Montañés.
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