El 2 de mayo de 2020, el mercadillo semanal de Los Corrales pasa a celebrarse todos los miércoles en la finca de La Lo. Esta finca, como de todos es conocido, limita al Este por la antigua CN 611, actual Avenida de Cantabria, donde antiguamente nos encontramos con el bar Quinín, centro de reunión de muchos de los vecinos del pueblo, donde jugaban a las cartas mientras se veía el Tour, el Giro y la Vuelta. O se disfrutaba del futbol máxime, si eras del Madrid; y que decir de aquellas partidas a las cartas, La Flor y El Tute, acompañado de café y copas. Hoy solo queda el edificio. También en esta zona está, actualmente, la parada de autobuses con dirección a Torrelavega. El 2 de mayo de 2020, el mercadillo semanal de Los Corrales pasa a celebrarse todos los miércoles en la finca de La Lo. Esta finca, como de todos es conocido, limita al Este por la antigua CN 611, actual Avenida de Cantabria, donde antiguamente nos encontramos con el bar Quinín, centro de reunión de muchos de los vecinos del pueblo, donde jugaban a las cartas mientras se veía el Tour, el Giro y la Vuelta. O se disfrutaba del futbol máxime, si eras del Madrid; y que decir de aquellas partidas a las cartas, La Flor y El Tute, acompañado de café y copas. Hoy solo queda el edificio. También en esta zona está, actualmente, la parada de autobuses con dirección a Torrelavega. El 2 de mayo de 2020, el mercadillo semanal de Los Corrales pasa a celebrarse todos los miércoles en la finca de La Lo. Esta finca, como de todos es conocido, limita al Este por la antigua CN 611, actual Avenida de Cantabria, donde antiguamente nos encontramos con el bar Quinín, centro de reunión de muchos de los vecinos del pueblo, donde jugaban a las cartas mientras se veía el Tour, el Giro y la Vuelta. O se disfrutaba del futbol máxime, si eras del Madrid; y que decir de aquellas partidas a las cartas, La Flor y El Tute, acompañado de café y copas. Hoy solo queda el edificio. También en esta zona está, actualmente, la parada de autobuses con dirección a Torrelavega.
Al Oeste, la finca delimita con el río Muriago y los pisos de la Colonia Authi. Al Norte, nos encontramos con un edificio a medio construir, a pesar de que ha habido varios intentos de acabar su construcción. Pero durante mucho tiempo esta zona jugó un papel importante entre la juventud de la época. En la zona Norte de esta finca funcionaba el bar Hawai, un lugar atractivo y con una gran clientela, propiedad de la familia Bahamonde Álvarez. En tiempos de mi infancia, que yo recuerdo porque estaba enfrente de casa de mis abuelos y los domingos después de misa tomábamos unas deliciosas rabas. Posteriormente se construyó un edificio con dos plantas. La parte superior, dedicada a vivienda de los dueños. En la parte inferior del edificio se construyó un pub de nombre ATOM 2000 integrado por la cafetería y la sala de fiestas, de gran atracción para los jóvenes de la época. Bailes los fines de semana, las fiestas locales o las Noche Vieja de fin de año. Sin olvidar las fiestas anuales para la elección de Maja del Municipio de Los Corrales de Buelna.
Creo recordar que ambas atracciones tenían una importante relevancia entre los jóvenes de la época, no solo del municipio sino de otros ayuntamientos. Pero todo tiene su comienzo y su fin y del ATOM 2000 solo queda los recuerdos de nuestra juventud.
Pero, quizás el referente más importante de la finca, sea el lugar donde se ubicó durante mucho tiempo la tienda de Segundo Quevedo. Era un ultramarino, de los muchos que hubo en el pueblo, que se ubicaba en la esquina de la finca en la confluencia de la calle Trabajadores de Authi y la Avenida de Cantabria. Este era un ultramarino, el en que los vecinos adquirir todo tipo de productos, desde los alimenticios, telas, ferretería y demás. Esta tienda tenía uno o varios empleados. Pero con el tiempo cerró, así permaneció durante mucho tiempo, hasta que posteriormente fue derruida. Allí estaba, como referente de esa época, un enorme tilo. Árbol de gran porte, del que decían las fuentes oficiales que, cuando se arreglara la zona, harían una rotonda en cuyo centro se mantendría el árbol.
En todo caso, parece que este tilo iba a ser conservado, de hecho el 23 de octubre de 2005, aparece en la prensa una entrevista al alcalde municipal D. Juan Manuel López, en la que afirma que la calle Matías Montero tendrá una anchura de 20 metros y no los 15 metros propuestos anteriormente. Así, al llegar a la confluencia con la Avenida Cantabria, frente al antiguo Bar Quinín, se creará una rotonda, en cuyo centro se situaría el tilo. La nueva dimensión de la calzada permitirá conservar el árbol. Este tenía especial significado para nuestro antiguo alcalde, según su propia afirmación en la crónica: “Se cumple una pretensión personal, que en los últimos días ha sido ratificada por varias cartas de los vecinos que solicitaban mantener este tilo como símbolo de los tiempos”. ¿Se mantuvo este deseo?, es posible que el alcalde le hubiese gustado, pero el paso del tiempo y el cambio de la corporación municipal, no se hizo nada que posibilitara el mantener el árbol. Ahí estuvo abandonado, esporádicas talas sin ningún control y al final tala definitiva, aunque que el árbol no tenía deterioro alguno en su interior. Quizás no hubo interés de conservar el tilo. ¿Quién se acuerda de los árboles talados en la zona de La Rasilla, de los que desaparecieron y que todavía existen vestigios, de sus troncos, de castaños americanos en la calle que llevaba a Pendio. Y qué decir de nuestra Plaza de la Constitución, convertida en una zona de cemento. ¿Cuántas horas de juego entre los árboles, jardines y bancos de piedra?
Pero volviendo a la finca de La Lo. Desde mis recuerdos, se explotó como lugar de pasto para los animales. También, durante mucho tiempo, se celebraron las fiestas de San Juan e incluso en ocasiones durante esas fiestas. allí se situaba la plaza de toros, donde algunos de los vecinos y foráneos mostraban su pericia, no como matadores de toros, sino como corredores y saltadores de vallas. También la finca fue zona de en ocasiones se asentaba el circo. ¿Quién no se acuerda del famoso Ángel Cristo, domador de leones, que dejó abandonados a sus leones en la finca durante unos días? Y cómo no recordar, aquella finca en la que se inició una construcción de edificios, uno de ellos prácticamente acabado; otro con los pilares y el resto de la finca preparada para construir más pisos. Esta zona se convirtió en tiempo de lluvias en un pequeño lago, en determinadas épocas fue colonizado por patos que tenían crías.
La decisión de situar el aparcamiento y el mercado en la finca hay que comenzar a adecentar la finca. Lo primero es el allanamiento de toda la finca, para posteriormente cubrirla con una capa de grava y por último, se distribuirá un material de compactación que permita la entrada y salida de coches.
Una vez aplanada la zona, se delimitarán las distintas zonas de aparcamiento. Los turismos ocuparan la zona centro y sur; las caravanas y furgonetas se situarán en la zona que linda con la Colonia Authi y las motos ocuparan la zona que da a la Avenida Cantabria. Establecida la zona donde ubicar los coches, se procede a señalizar cada plaza, dando lugar a 2oo plazas. Igualmente, se señalizaron la zona de entrada y salida de los vehículos que se llevaría a cabo por la Avenida Cantabria, y por último, la zona de entrada y salida de los peatones, que sería por la calle Trabajadores de Authi; pero lo cierto es que se entraba y se salía por donde se quería y lo mismo podemos decir de los aparcamientos.
. El aparcamiento y el mercado, tienen una buena acogida. Vendedores, compradores y vecinos en general, están contentos con la nueva ubicación y se han resuelto los problemas que el mercado había generado con su traslado a la calle Peñas Arriba. La falta de aparcamiento se ha resuelto, así como el problema de circulación. También el número de puestos ha crecido y no hay grandes apreturas a la hora de recorrer el mercado, con zonas diferenciadas entre los que se dedican a la venta de unos u otros productos.
Como hemos visto se había resuelto todos los problemas que existían en las anteriores ubicaciones. Nos encontramos en el centro del pueblo, cerca de la parada de autobuses; tenemos zona de aparcamiento y no hay molestias para los vecinos. Pero con el tiempo surgen los rimeros problemas.
Al Oeste, la finca delimita con el río Muriago y los pisos de la Colonia Authi. Al Norte, nos encontramos con un edificio a medio construir, a pesar de que ha habido varios intentos de acabar su construcción. Pero durante mucho tiempo esta zona jugó un papel importante entre la juventud de la época. En la zona Norte de esta finca funcionaba el bar Hawai, un lugar atractivo y con una gran clientela, propiedad de la familia Bahamonde Álvarez. En tiempos de mi infancia, que yo recuerdo porque estaba enfrente de casa de mis abuelos y los domingos después de misa tomábamos unas deliciosas rabas. Posteriormente se construyó un edificio con dos plantas. La parte superior, dedicada a vivienda de los dueños. En la parte inferior del edificio se construyó un pub de nombre ATOM 2000 integrado por la cafetería y la sala de fiestas, de gran atracción para los jóvenes de la época. Bailes los fines de semana, las fiestas locales o las Noche Vieja de fin de año. Sin olvidar las fiestas anuales para la elección de Maja del Municipio de Los Corrales de Buelna.
Creo recordar que ambas atracciones tenían una importante relevancia entre los jóvenes de la época, no solo del municipio sino de otros ayuntamientos. Pero todo tiene su comienzo y su fin y del ATOM 2000 solo queda los recuerdos de nuestra juventud.
Pero, quizás el referente más importante de la finca, sea el lugar donde se ubicó durante mucho tiempo la tienda de Segundo Quevedo. Era un ultramarino, de los muchos que hubo en el pueblo, que se ubicaba en la esquina de la finca en la confluencia de la calle Trabajadores de Authi y la Avenida de Cantabria. Este era un ultramarino, el en que los vecinos adquirir todo tipo de productos, desde los alimenticios, telas, ferretería y demás. Esta tienda tenía uno o varios empleados. Pero con el tiempo cerró, así permaneció durante mucho tiempo, hasta que posteriormente fue derruida. Allí estaba, como referente de esa época, un enorme tilo. Árbol de gran porte, del que decían las fuentes oficiales que, cuando se arreglara la zona, harían una rotonda en cuyo centro se mantendría el árbol.
En todo caso, parece que este tilo iba a ser conservado, de hecho el 23 de octubre de 2005, aparece en la prensa una entrevista al alcalde municipal D. Juan Manuel López, en la que afirma que la calle Matías Montero tendrá una anchura de 20 metros y no los 15 metros propuestos anteriormente. Así, al llegar a la confluencia con la Avenida Cantabria, frente al antiguo Bar Quinín, se creará una rotonda, en cuyo centro se situaría el tilo. La nueva dimensión de la calzada permitirá conservar el árbol. Este tenía especial significado para nuestro antiguo alcalde, según su propia afirmación en la crónica: “Se cumple una pretensión personal, que en los últimos días ha sido ratificada por varias cartas de los vecinos que solicitaban mantener este tilo como símbolo de los tiempos”. ¿Se mantuvo este deseo?, es posible que el alcalde le hubiese gustado, pero el paso del tiempo y el cambio de la corporación municipal, no se hizo nada que posibilitara el mantener el árbol. Ahí estuvo abandonado, esporádicas talas sin ningún control y al final tala definitiva, aunque que el árbol no tenía deterioro alguno en su interior. Quizás no hubo interés de conservar el tilo. ¿Quién se acuerda de los árboles talados en la zona de La Rasilla, de los que desaparecieron y que todavía existen vestigios, de sus troncos, de castaños americanos en la calle que llevaba a Pendio. Y qué decir de nuestra Plaza de la Constitución, convertida en una zona de cemento. ¿Cuántas horas de juego entre los árboles, jardines y bancos de piedra?
Pero volviendo a la finca de La Lo. Desde mis recuerdos, se explotó como lugar de pasto para los animales. También, durante mucho tiempo, se celebraron las fiestas de San Juan e incluso en ocasiones durante esas fiestas. allí se situaba la plaza de toros, donde algunos de los vecinos y foráneos mostraban su pericia, no como matadores de toros, sino como corredores y saltadores de vallas. También la finca fue zona de en ocasiones se asentaba el circo. ¿Quién no se acuerda del famoso Ángel Cristo, domador de leones, que dejó abandonados a sus leones en la finca durante unos días? Y cómo no recordar, aquella finca en la que se inició una construcción de edificios, uno de ellos prácticamente acabado; otro con los pilares y el resto de la finca preparada para construir más pisos. Esta zona se convirtió en tiempo de lluvias en un pequeño lago, en determinadas épocas fue colonizado por patos que tenían crías.
La decisión de situar el aparcamiento y el mercado en la finca hay que comenzar a adecentar la finca. Lo primero es el allanamiento de toda la finca, para posteriormente cubrirla con una capa de grava y por último, se distribuirá un material de compactación que permita la entrada y salida de coches.
Una vez aplanada la zona, se delimitarán las distintas zonas de aparcamiento. Los turismos ocuparan la zona centro y sur; las caravanas y furgonetas se situarán en la zona que linda con la Colonia Authi y las motos ocuparan la zona que da a la Avenida Cantabria. Establecida la zona donde ubicar los coches, se procede a señalizar cada plaza, dando lugar a 2oo plazas. Igualmente, se señalizaron la zona de entrada y salida de los vehículos que se llevaría a cabo por la Avenida Cantabria, y por último, la zona de entrada y salida de los peatones, que sería por la calle Trabajadores de Authi; pero lo cierto es que se entraba y se salía por donde se quería y lo mismo podemos decir de los aparcamientos.
. El aparcamiento y el mercado, tienen una buena acogida. Vendedores, compradores y vecinos en general, están contentos con la nueva ubicación y se han resuelto los problemas que el mercado había generado con su traslado a la calle Peñas Arriba. La falta de aparcamiento se ha resuelto, así como el problema de circulación. También el número de puestos ha crecido y no hay grandes apreturas a la hora de recorrer el mercado, con zonas diferenciadas entre los que se dedican a la venta de unos u otros productos.
Como hemos visto se había resuelto todos los problemas que existían en las anteriores ubicaciones. Nos encontramos en el centro del pueblo, cerca de la parada de autobuses; tenemos zona de aparcamiento y no hay molestias para los vecinos. Pero con el tiempo surgen los rimeros problemas.
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