Supongo que, si se decidió usar determinados idiomas en el Parlamento Europeo, en vez de expresarse todos en inglés, fue porque no se puede pedir a todos los políticos el nivel suficiente. Pero un idioma único habría sido lo deseable. Como en China con el mandarín. Claro que la existencia de distintas lenguas tiene su valor, pero eso corresponde a otros ámbitos; pedir que se plasme en el Parlamento, como si se estuviera agraviando a no sé quién, está fuera de lugar. Podría pedirse también, entonces, usar las pulgadas junto al metro, los celemines a la vez que el kilo, y otras particularidades, cuando ya hace tiempo que todas las comunidades minoritarias se subieron al carro de la homogeneización, no por ceder a ninguna colonización, sino por hacer cosas en común (modernidad, se llama) y poder entenderse, que también es bonito. Además, es preferible un solo idioma que haya desarrollado buenos contenidos y variedad de puntos de vista, que muchos sin tener gran cosa que decir. Idiomas desaparecieron antaño, a todo esto, y aquí estamos, mucha gente ni se enteró de que existían. La vida es así. Y a mi idioma no le doy más importancia que la que tiene, la de poder comunicarme. Si desapareciera un día, no sería un drama. Todos los idiomas tienen, por supuesto, algún valor específico; pero eso queda para los eruditos, no para el día a día de un parlamento.
Adolfo Palacios para Cartas al Director de El Diario Montañés.
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