No me ha sorprendido la noticia leída días atrás, en la que una discoteca de Valencia iba a sortear entre sus asistentes una operación de aumento de pecho, porque la sociedad actual que estamos fomentando camina por esa senda.
Mi sorpresa va más allá de la noticia y espero que las organizaciones feministas, tan sensibles en otras ocasiones, critiquen y si es posible rechacen públicamente esta práctica. ¿Lo harán?
Mi pregunta nace cuando veo que el ganador no puede ser un chico, y esta diferencia seguro que es satisfactoria para las asociaciones feministas, que en muchos casos fomentan la desigualdad entre hombre y mujer, siempre a favor de estas (discriminación positiva), aunque sea en una cuestión, tan lamentable, como la que nos ocupa.
En este caso se está utilizando a la mujer, primeramente el ser usada como reclamo de la discoteca, porque esta supone que asistiendo muchas chicas, asistirán muchos chicos con lo que desde la dirección de la sala se hace un uso de la mujer como objeto de reclamo del varón.
En segundo lugar se está haciendo apología de la belleza como fin supremo de la mujer.
Para mayor indignación no entiendo cómo los mandatarios educativos, políticos y sanitarios no han intervenido para poner remedio a esta barbarie, teniendo que ser la propia empresa organizadora la que haya suspendido el evento, ante la presión social. También estoy seguro que si las jerarquías religiosas hubiesen osado hacer algún comentario sensato sobre el tema, las autoridades antes citadas habrían abandonado su pasotismo y habrían arremetido con todo rigor contra estos, poco menos que inculpándolos de este y otros males, pasados, presente y futuros.
A.José Salas
Mi sorpresa va más allá de la noticia y espero que las organizaciones feministas, tan sensibles en otras ocasiones, critiquen y si es posible rechacen públicamente esta práctica. ¿Lo harán?
Mi pregunta nace cuando veo que el ganador no puede ser un chico, y esta diferencia seguro que es satisfactoria para las asociaciones feministas, que en muchos casos fomentan la desigualdad entre hombre y mujer, siempre a favor de estas (discriminación positiva), aunque sea en una cuestión, tan lamentable, como la que nos ocupa.
En este caso se está utilizando a la mujer, primeramente el ser usada como reclamo de la discoteca, porque esta supone que asistiendo muchas chicas, asistirán muchos chicos con lo que desde la dirección de la sala se hace un uso de la mujer como objeto de reclamo del varón.
En segundo lugar se está haciendo apología de la belleza como fin supremo de la mujer.
Para mayor indignación no entiendo cómo los mandatarios educativos, políticos y sanitarios no han intervenido para poner remedio a esta barbarie, teniendo que ser la propia empresa organizadora la que haya suspendido el evento, ante la presión social. También estoy seguro que si las jerarquías religiosas hubiesen osado hacer algún comentario sensato sobre el tema, las autoridades antes citadas habrían abandonado su pasotismo y habrían arremetido con todo rigor contra estos, poco menos que inculpándolos de este y otros males, pasados, presente y futuros.
A.José Salas
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