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02 enero 2020

DON MARTÍN SAIZ DE LOBADO Y GONZÁLEZ OBESO

Nació en Los Corrales y moría también aquí, el 20 de Sepbre. de 1931.
Fue carpintero y trasladaba su taller a pie de obra, para realizar directamente el trabajo de puertas, ventanas y suelos, así como la preparación de las vigas.
Ya en plan de contratista de obras, su primer trabajo fue la reforma general del Balneario de Las Caldas y la construcción de la Fonda “Santo Domingo” y el Casino. Para el Estado hizo la “Granja Emilia” de S. Felices y en nuestro pueblo, construye la Iglesia Parroquial y el Asilo, hoy Residencia de S. José.
Siendo concejal en 1912 y en representación de los antiguos alumnos de los hermanos de las Escuelas Cristianas, fundada por Doña Felisa Campuzano, y en agradecimiento a las enseñanzas recibidas, gracias a las cuales, algunos triunfaron en sus negocios de las Américas propone la creación de un monumento a dicha dama y a la vista del proyecto definitivo se decide sufragarle. Se inaugura el monumento en Octubre de 1914, colocándose en la fachada principal del Colegio de la Pontanilla, hoy transformado en pisos. Hoy, citado monumento, debidamente restaurado, se colocó en el jardín del Colegio de las Hijas de la Caridad, en la Plaza.
Fue Alcalde de Los Corrales en 1922, donde imprimió el fuerte carácter de su personalidad en la gestión municipal. Era respetuoso y serio en todos sus actos. No le amedrentaban sus adversarios políticos, ni las manipulaciones que éstos hacían para desprestigiarles.
Una prueba de ello, la tenemos en el resumen de actas que comienza en 24 de Junio de 1922 y dice:
“El Secretario llevó al Gobernador Civil la bandera del Sindicato Católico, requisada por tener en su anverso el Escudo de España y, en la reunión del 27 del mismo mes se da cuenta de la destitución del Alcalde, en base a que asistió a la bendición de la bandera de dicho Sindicato y que fue cómplice y encubridor de que dicho Sindicato ostentara la bandera con el escudo de España y que éste, se había extraviado.
Varios Concejales confirman que aun cuando no asistió a la ceremonia, si hizo acto de presencia en el mitin donde estaba desplegada la bandera. El Alcalde dijo que era cierto, pero como la bandera estaba rodeada de otras muchas de distintos sindicatos de la provincia que habían concurrido al acto “no pudo ver” el escudo. En la sesión del 1º de Julio se lee un telegrama de Gobernador Civil, reponiendo al Sr. Saiz de Lobado, en su cargo de Alcalde y ordenaba la suspensión de la clausura del local del Sindicato, cuestiones ambas que originaron una gran ovación del público asistente a la reunión y que el Alcalde cortó con la campanilla, diciendo al público que no se le permitía hacer tales manifestaciones”
(Una comisión el pueblo había acudido a Madrid para tratar con el Ministerio de la Gobernación de estos incidentes, quien ordenó la reposición en el cargo al Alcalde y, además, la destitución del Gobernador, por su parcialidad en el caso. El asunto tuvo un marcado relieve en la Prensa nacional y en el Congreso de los Diputados).
En su gestión tropezó con el inconveniente de un Ayuntamiento falto de recursos, que apenas llegaban para pagar a los funcionarios. Tenía buena relación con el Conde de Mansilla, en su época político de grandes influencias en la Corte, como Don José María Quijano y con sus hijos, pero nunca se dejó influir por nadie. Era un hombre con una independencia de criterio que le hacía merecer el respeto de todos.
En 1930, fue elegido Alcalde nuevamente, pero hubo de abandonar por motivos de salud, que le llevaron a la muerte al año siguiente.
Como dato curioso queremos hacer constar que su hijo, Martín Saiz (único descendiente varón que aún vive de los Saiz de Lobao) siendo concejal y en nombre del Ayuntamiento, ofreció una lápida a D. Felipe Campuzano, hijo de la extinta dama, en agradecimiento por la continuación de su obra. Lápida que fue colocada en una galería de la Escuela de La Pontanilla en 1932 y creemos, está colocada actualmente en el monumento. Martín, siguió con los mismos sentimientos honrosos de su padre
Felipe Lucio (Capeli)

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