Con el paso del tiempo, el bar Los Chamacos y la frutería de Paco y Felisa, pasaron a cumplir una función muy diferente a lo que había tenido anteriormente. En un determinado momento, los dos edificios que sufrían un grave deterioro pasaron a ser propiedad del Miguel Cuevas. Él es una persona de gran renombre en el panorama artístico. En sus ratos libres, una vez que salía de la fábrica, se fue especializando en la realización de esculturas de bronce. La demanda de sus obras fue creciendo, y si no se las demandaban él disfrutaba con ellas y desarrollando nuevos proyectos. El piso se va haciendo pequeño, y hay que buscar un lugar donde colocar sus trabajos.
Ese lugar fue ambos edificios. Poco a poco, con esfuerzo, la situación de los edificios va cambiando. El pasadizo que daba acceso al bar Los Chamacos desaparece, la frutería fue demolida, se creó una pared que dejaba el interior alejada de las miradas de los transeúntes. Y después se inició la reconstrucción de todo lo que había en el interior. La bolera desaparece y se convierte en un bonito jardín por el que se accede a la casa.
La casa se ha convertido en un enorme museo sobre escudos heráldicos de apellidos, escudos de Ayuntamientos, emblemas de entidades, etc. etc. Toda una colección de obras de arte en bronce realizadas por Miguel. Obras que están en manos de personas de enorme prestigio a nivel nacional e internacional. No nos olvidemos que algunas de sus obras están en manos del Papa, del Rey de España y de Don Adolfo Suárez. Y por supuesto, en un gran número de instituciones y particulares.
Sería bueno que en un determinado momento desde el Ayuntamiento se ponga en contacto con Miguel y que este museo se incluya en las vistas culturales programadas por distintos lugares del valle, para deleite de los vecinos que quieran conocer estas obras. En todo caso, que Miguel siga plasmando en bronce, sus inquietudes artísticas.
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