En el mismo Acta del día 15 del mes de septiembre de 1937, la Corporación municipal decide lo siguiente: “Calle que va desde la Avenida de José María Quijano en la parte de la portilla de las oficinas de la S.A. José Mª Quijano hasta el barrio de La Aldea, que se denominará Avenida de Calvo Sotelo”. Ésta ha sido una calle de comunicación para los obreros que residían en los barrios de la Aldea y la Hoya, y que se trasladaban, bien andando, bien en bicicleta en dirección a la fábrica o a la cooperativa.
Era una calle destinada en su primer tramo a vivienda de personas de cierta importancia en la fábrica. Lo primero que nos encontramos en dicha calle, son cuatro viviendas de las mismas características, aunque con el paso del tiempo han ido cambiando con respecto a los planos originales. Son cuatro viviendas, con los nº 1, 3, 5 y 7, en frente de las mismas nos encontramos con la pared que las separa de la fábrica de Quijano. La primera casa fue propiedad de Augusto San Juan; la segunda de Fidel Guitian, que la accedió a ella hacia el año 1964; la tercera perteneció a Ferreiro, que posteriormente se la vendió a Félix Hinojal, que fue diputado en el Parlamento de Cantabria; la última casa fue la residencia de Antonio, médico de la empresa de Quijano.
Con el paso del tiempo, las cuatro casas, pasaron a ser propiedad de distintos vecinos del pueblo. Las tres primeras son adquiridas por los hijos de Fidel Guitían y Trinidad Herrero. Fidel adquirió la casa de Augusto; su hermana Mª Ángeles adquirió la de sus padres y el hermano de ambos, Jesús María se hizo con la casa perteneciente a Félix Hinojal. La última casa, la de Antonio el médico, fue comprada por Dani, el profesor de inglés.
Desde el momento de la construcción del paso subterráneo para evitar las vías del tren, muchos de los vecinos del pueblo utilizaban la Avenida de Calvo Sotelo para sus paseos en dirección al puente Renero, y a través de la mies de la Mimbrera, que conduce al barrio de San Andrés, dirigirse a Somahoz y, a partir de aquí, los caminantes se dirigen al pueblo de Los Corrales, siguiendo los distintos caminos que existen. El objetivo se ha cumplido. Este ha sido el principal objetivo de la Avenida de Calvo Sotelo durante mucho tiempo.
Pero desde hace tiempo, y con motivo de la aplicación de la Ley de Memoria Histórica, había que eliminar el nombre de José Calvo Sotelo. ¿Pero quién fue esta persona? Fue un político español, que nace el 6 de mayo de 1893 en la ciudad de Tuy, provincia de Pontevedra. Licenciado y Doctorado en Derecho, pasó con el tiempo a la vida política durante la Dictadura de Primo de Rivera, siendo nombrado, en 1925 Ministro de Hacienda. Durante este periodo como Ministro se centró en los bancos nacionales y el monopolio estatal del petróleo (Campsa).
Con la llegada de la República se marcha al exilio, de donde no regresará hasta el año de 1934 con motivo de la amnistía del gobierno republicano. Se convierte en líder de la formación Renovación Española de carácter monárquico, que va a tener enfrentamientos muy duros con el gobierno de Casares Quiroga. Quizás los más duros, van a ser los que se van a producir en el 16 de junio de 1936, cuando en las Cortes sostiene un duro enfrentamiento con el gobierno debido, a lo que él considera como incapacidad para poner freno a los desórdenes públicos, los ataques a la iglesia, los atracos, los asesinatos frustrados o ejecutados. La contestación de César Quiroga es clara y contundente: “Me es lícito decir que después de lo que ha hecho su señoría hoy ante el parlamento, de cualquier caso que pudieran ocurrir, que no ocurrirá, haré responsable ante el país a su señoría”. Calvo Sotelo a su vez respondió, “Me doy por notificado por la amenaza de su señoría” En esa misma sesión de las Cortes, parece ser que Dolores Ibarruri, “La Pasionaria”, hizo una afirmación que se hizo realidad muy poco tiempo después “Este hombre ha hablado por última vez”
El 13 de julio fue asesinado el oficial de la Guardia de Asalto José del Castillo. Sus compañeros tratan de vengarle mediante el asesinato de Gil Robles, pero no está en España, así que se plantean detener a Calvo Sotelo, y presentándose en su casa, y deciden trasladarle a la Dirección General de Seguridad. En el traslado, uno de los que le llevan detenido, le pega un tiro en la nuca. Calvo Sotelo es abandonado a las puertas de cementerio de la Almudena.
La muerte de Calvo Sotelo fue la mecha que encendió la antorcha que llevará a la guerra. Cuando ésta terminó, los vencedores pusieron su nombre a dicha calle.
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