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10 agosto 2020

CALLE MARQUÉS DE VALDECILLA

En todo caso no siempre el cambio del nombre de las calles, estuvo ligado a cuestiones de tipo político o de personas cercanas a una determinada ideología. En ocasiones las causas de dichos nombres corresponden a otros motivos. 
Los vecinos del pueblo hemos paseado por esta calle, pero posiblemente no nos hemos fijado en su nombre. Muchos hemos pasado muchas horas sentados en la Cruz, pasando la tarde con los amigos, pero no hemos visto el bloque de piedra que existe en la pared de la iglesia en la que aparece tallado el nombre de la Avenida de la Condesa de Forjas de Buelna. Esta calle nos conduce, pasando la vía, hasta el cruce de carreteras que nos llevan a la derecha, al barrio de la Aldea y a la izquierda del barrio de la Hoya. 
Pero la situación no fue siempre así. A principios de los años 30 del siglo pasado, era una zona totalmente distinta, en la que destacaba la Iglesia y el Asilo, y no existían los pisos y las casas que observamos actualmente. Eran tierras de cultivo y de pasto para los animales. La carretera actual era un simple camino peonil que permitía el acceso a la mies de la Hoya y el barrio de La Aldea. Los pasos a nivel más importantes existentes en el pueblo, eran el de la Estación y el del Corraleo que permitían el acceso tanto de peatones como los de vehículos. Pero la situación cambiará con el paso del tiempo. 
En el año de 1935, durante la época de la República, cuando al frente de nuestro Ayuntamiento se encontraba como presidente Gerardo Aja Gómez, se produce una petición que va dar a lugar al establecimiento de un nombre a una calle que todavía no existía. El 7 de marzo de 1935, se presenta a la Corporación municipal una petición de la Diputación provincial, para que alguna calle del pueblo lleve el nombre de Don Ramón Pelayo Marqués de Valdecilla. La Corporación asume la petición de la Diputación, y decide dar el nombre a la nueva calle que todavía está en proyecto, y que iría desde el campo de la Iglesia a la Hoya. 
Todos, cuando oímos el nombre de Valdecilla, siempre nos viene a la memoria el hospital de Santander, en el que por una u otra razón hemos tenido contacto con él. Pues bien, el Hospital Marqués Valdecilla fue construido con las aportaciones de Don Ramón Pelayo. Él había nacido en el año de 1854 en el pueblo de Valdecilla y emigró a Cuba, colonia española, cuando tenía 14 años y allí se fue adentrando en el mundo de los negocios, en los que hizo una gran fortuna. Cuando en 1898, Cuba se independiza, D. Ramón regresa a España. Aquí sigue con sus negocios. En 1919 se le concede el Marquesado de Valdecilla y, en el año de 1932 fallece. Su obra de benefactor, es muy importante en la provincia que le vio nacer, pero sin lugar a dudas la obra más importante fue la financiación del Hospital Marqués de Valdecilla. 
¿Por qué esa petición de la Diputación en este momento? Posiblemente, está relacionado con el deseo de reivindicar la figura de Don Manuel Pelayo, que días antes ha sufrido la violación de su tumba, donde aparecieron la lápida despedazada, el ataúd destrozado, sobre la cabeza del cadáver grandes piedras. El objetivo no era el robo, pues su entierro fue modesto y, al parecer el único objeto con el que se le enterró, un rosario seguía en la tumba. Las causas de la profanación no están claras, pero lo que si es cierto es que causó un profundo malestar en la provincia, y repercusión a nivel nacional. Posiblemente, para desagraviar la profanación de la tumba, se trató de establecer una calle en los pueblos de la provincia. Esto sea, posiblemente la explicación de que Corrales tuviera una calle con el nombre de Don Ramón Pelayo Marqués de Valdecilla. 
A partir de este momento las referencias a la calle del Marqués de Valdecilla, aparecen con cierta frecuencia en las Actas municipales. Unas veces con el nombre y el título, otras veces solo con el nombre, y otras solo con el título nobiliario. En todo caso, lo más habitual es la alusión a la Calle del Marqués de Valdecilla. En ocasiones se alude a dicha calle por la instalación de focos de luz en la misma; en otras, se alude a la necesidad de podar los árboles de plazas y calles del pueblo, entre la que está dicha calle; y no podemos olvidar que hay referencias a la construcción de una calle que comunique la Rasilla, partiendo de la casa de la Condesa de Forjas de Buelna, hasta la calle del Marqués de Valdecilla. Ésta será la calle que comunique directamente la zona de La Rasilla con la Iglesia parroquial, antes era obligado dar un rodeo por el barrio de El Camino o por el barrio de La Aldea. 
Pero sin lugar a dudas, la calle del Marqués de Valdecilla está muy ligada al paso a nivel de la vía del tren, lo que va a generar frecuentes problemas. Así la Corporación municipal se ve obligada a realizar gestiones con la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, para resolver problemas de distinto orden. En abril de 1938, se plantea una petición de la eliminación de piedras depositadas en la cercanía del paso a nivel existente en dicha zona, por los problemas que podrían derivarse. Más grave fue para la Corporación la decisión tomada a iniciativa de la Compañía de cerrar las portillas de dicha calle, con los problemas que generaría para la circulación de carruajes, por una zona muy transitada. Las negociaciones parecen duras, pues la Corporación no duda en ponerse en contacto con el Ministro de Obras Públicas. En el mes de noviembre de 1938, se llega a la solución definitiva, que es la que la mayoría de nosotros conocemos. Entre los pasos de vehículos que existen en la zona, el situado en el Corraleo y el situado en la calle Marqués de Valdecilla, el primero de ellos se va a convertir, exclusivamente, en un paso peonil, mientras que el de la calle Marqués de Valdecilla será de vehículos y de peatones. Eso sí, la Corporación meses más tarde, solicita que las barreras de dicho paso sean más anchas para facilitar el tránsito en ambas direcciones. La dirección de Vías y Obras de la Compañía no está de acuerdo con dicha ampliación, con lo cual la Corporación decide dirigirse nuevamente al Ministro de Obras Públicas, para que se haga la ampliación que consideran convenientes y evitar posibles accidentes. Parece que nuevamente se consiguió el deseo. Pero la avenida ya llevará otro nombre.

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