HERMENÉUTICA SOBRE PUERTOCHICO
Dicen que no se ponga un McDonald's en el mercado de Puerto Chico, ¿me van a quitar a mí ese placer, esa ilusión de vivir, aunque solo sea por ese detalle, como en las capitales de verdad? Mis bisabuelos, mis antepasados, bregaron y penaron, sin alcanzar la clase media, expectativas que yo lógicamente lucharé por cumplir, ¿y ahora tengo que seguir comiendo patatas y alubias como en mi infancia, en una oscura cocina? ¿Cuál es el sentido de mi vida entonces? ¿No es Santander todavía lo suficientemente paleto?, ¿no tengo bastante con aguantar esos arbolones de bolera en la Alameda de Oviedo, en vez de algo más elegante, más cosmopolita, y eso mientras los que quieren "decrecimiento" disfrutan de chalets con piscina? En su furia revolucionaria prohibirán hasta las revistas del corazón, quitándonos ese punto de ensoñación, de glamour que apenas aporta una luz en la vida de miseria que llevamos.
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