La consolidación de la fábrica de Forjas de Buelna, bajo la dirección de José María Quijano, trajo consigo el aumento de producción, que lógicamente fue acompañada de la demanda de mano de obra. Esta mano de obra no era cubierta por la población del pueblo, y eso hizo necesario recurrir a los pueblos del municipio, así como a otros municipios aledaños e incluso de fuera de la provincia.
Esta llegada de población, así como el incremento de matrimonios, por la independencia económica de los trabajadores, hizo que aumentara la demanda de construcción de casas. La empresa no era ajena a tal problema y comienza a construir casas para sus trabajadores en distintas zonas del pueblo, pero cercanas a la fábrica, tratando así de reducir el tiempo de desplazamiento desde la casa al puesto de trabajo.
Así surgieron barrios como La Aldea, La Hoya o Lombera en el pueblo de Los Corrales. Barrios todos ellos construidos por la propia empresa para sus operarios. Siempre cerca de la fábrica, ocupando antiguas tierras de cultivo o zonas de pasto para el ganado de los vecinos, principal fuente de trabajo para hombres y mujeres. Los distintos barrios presentan diferencias en su construcción en altura, número de viviendas, etc. Pero todas ellas tienen en común, un huerto y un gallinero.
El problema de la carencia de vivienda se fue atajando a través de la intervención de la fábrica. La demanda va creciendo, lo que incide en la necesidad de aumentar la producción y el aumento de plantilla. Se comenzaba a trabajar desde muy jóvenes. Mi padre nos contaba que, entró a trabajar en la fábrica a los 14 años, de hecho sus amigos también entraron muy pronto. Parece que esto era lo habitual, para los jóvenes del pueblo en esta época. Esto les permitió, después de la guerra, ayudar a los padres y, posteriormente independizarse a edad muy temprana y crear una nueva familia. Lo que se traduce, como decimos, en la demanda de nuevas viviendas. La fábrica va a seguir apoyando la construcción de las mismas, pero cambiando el sistema. Hasta ahora la fábrica era la que había llevado a cabo la construcción de las viviendas, pero ahora, esto va a estar en manos de cooperativas de empleados y obreros de la fábrica. Este va a ser el caso de nuestro barrio, el de San Juan Bautista.
Así en el mes de marzo de 1951, se aprueban los Estatutos de la “Constructora de los Empleados y Obreros de las Forjas de Buelna”. Entidad Constructora Benéfica. Su objetivo, es establecer las bases para facilitar la construcción de nuevas viviendas para los trabajadores de la fábrica, pero ya no aportando el dinero, sino que sean los propios obreros los que financien su construcción, mediante una aportación monetaria establecida durante varios años. Lógicamente, para pertenecer a dicha Constructora era necesario trabajar en la fábrica. Estos Estatutos están compuestos por 10 Capítulos y 47 artículos. Todos ellos, tratan de fijar los fines de la Constructora, los medios de obtener recursos, quienes pueden ser los beneficiarios, etc. En definitiva, el objetivo es conseguir dotar de vivienda a los participantes. En todo caso, todos los beneficiados deben de seguir unas pautas, que en estos momentos nos pueden parecer fuera de lugar, pero que en aquellos momentos debía de ser habitual. Así en el artículo 19. a), se habla de que pueden quedar fuera de la asociación “por observar una conducta inmoral o deshonrosa”. En el artículo 27 se establece que “se constituirá una Junta de vecinos elegidos por los beneficiarios, para procurar la observancia de las normas establecidas por el Patronato, para salvaguardar las buenas costumbres y la higiene y decoro de las casas y lugares públicos”.
El nombre de la constructora pasa, posteriormente a denominarse “Constructora de San Juan Bautista”. Nombre que va a recibir el barrio, una vez que se inicie la construcción del grupo de casas. Todos los participantes en dicha constructora, debieron de recibir una copia de estos estatutos. Al menos yo he tenido el acceso a los mismos, pues a mi padre, le gustaba conservar las cosas.
Los Estatutos se firman en Madrid, por el Jefe de la Secretaria del Instituto Nacional de la Vivienda, el señor J. Rebollo, el 6 de marzo de 1951, y pocos meses después se inicia el proceso de construcción de dichas viviendas.
Posiblemente, ya tendrían comprada la finca donde se iban a construir las casas. Parece que ya no era fácil encontrar tierras en las que construir nuevas viviendas en las cercanías de la fábrica. Estaban los barrios de la Aldea, La Hoya y Lombera. Pegadas a las distintas “portillas” de acceso a la fábrica lo que facilitaba el acceso a los puestos de trabajo. El nuevo barrio, se va a construir en una de las zonas más alejadas y aisladas del pueblo. Va a ser en la mies o sitio de Pendio. Siempre consideré que Pendio, hacía referencia a las tres casas adosadas que existían y que actualmente siguen existiendo en la zona. Siempre nos referíamos a ellas como “las casas de Pendio”, a las que se iba, a partir de una cambera, que se iniciaba en la casa de los Salas, continuando por la casa de Martinón, encontrándonos acto seguido, con la finca y la mansión de Mazarrasa, con las alta paredes, con elevados arbustos, con importantes árboles de castaños americanos, aquellos que daban unas castañas no comestibles, pero que nos permitían construir nuestras famosas “pipas” para fumar. Siguiendo la cambera, la pared y los grandes árboles llegábamos a las casas de Pendio. Esa enorme pared, actualmente ha desaparecido, y de los castaños de Indias, solo quedan los enormes troncos que allí se conservan.
Pero no, Pendio no es sólo esa zona. Pendio es una amplia mies que abarcaba desde la zona que hoy ocupa el antiguo garaje Nisio, donde anteriormente nos encontramos a mano izquierda un prado y a mano derecha el almacén de materiales de construcción de Felipe Peñil. Al Oeste, se extendía hasta el monte Fresneda, una vez atravesado el río Muriago, y hacia el Norte, hasta carretera que subía a Collado, pasando por la fuente de “La Cachucha” y posteriormente por Lobado. Dentro de esta mies o “sitio”, como se indica en las Actas municipales, se encontraba la finca Gallegos. Este sería el lugar donde se llevaría a cabo la construcción del nuevo barrio. Era un lugar aislado del pueblo con un solo acceso a través de un camino, que nos permitía llegar a la carretera nacional. A partir de este punto hacia la izquierda íbamos al centro del pueblo, hacia la derecha llegábamos al “cruce” y de aquí continuábamos hacia Somahoz o, girando a la izquierda, nos adentrábamos en la Avenida José María Quijano. No podemos olvidar que a la salida del barrio, sino girábamos a la izquierda o la derecha, pasando la carretera nos podíamos adentrar en el “Callejón”, ahora calle La Viña, que nos permitía desplazarnos a La Rasilla, o al Colegio de La Salle. A grandes rasgos este era el lugar donde se va a construir el nuevo barrio.
El día 18 de junio de 1951, se publicó en la prensa, que se había llevado a cabo la bendición de la primera piedra del grupo de 104 viviendas (es curioso se habla de 104 viviendas, cuando en realidad solo se van a construir 76): “En la mañana del martes, a las once, tuvo lugar la bendición y colocación de la primera piedra de un grupo de viviendas que por mediación de la “Constructora Benéfica de San Juan Bautista”, de los empleados y obreros de las Forjas de Buelna se llevará a efecto.
Estaban presentes en el acto el señor director de las Forjas de Buelna y presidente de la entidad constructora don Alfonso Álvarez Miranda, D. Fernando Diaz Bustamante, vicepresidentes de la misma y secretario social de Nueva Montaña Quijano, S.A. don Ángel Anivarro y D. Vidal Redondo, alcalde y secretario del Ayuntamiento, don Rafael Mauriz párroco, don Manuel Vela, presidente de la Cooperativa de Empleados y obreros de las Forjas de Buelna, con el pleno de la Junta Rectora; don Javier G. Riancho, arquitecto y autor del proyecto, y don Martin Solaeta, contratista.
La primera piedra fue colocada y bendecida por nuestro párroco, quien así mismo bendijo los amplios terrenos dedicados para esta obra”.
Nota de prensa ésta, que nos permite conocer quienes en su momento estuvieron al frente de la construcción. Así sabemos que, en aquel momento, estaba como director de fábrica así como presidente de entidad constructora es don Alfonso Álvarez Miranda, persona de gran prestigio y que va desempeñar el cargo de Ministro de Industria durante unos 9 meses en 1975. Con el tiempo, se le erigió un monumento en su memoria en la entrada al Polígono de Barros.
También nos permite conocer que en esos momentos estaba como Alcalde del Ayuntamiento don Ángel Anivarro Maló, que ejerció esta función durante dos periodos, uno relativamente corto, de principio de 1940 hasta inicios del 1941, en que pasa a ser primer teniente alcalde. Nuevamente fue nombrado alcalde en el año 1947, dimitiendo por motivos de salud en abril de 1951. Durante su estancia al frente del Ayuntamiento, se inicia al proceso de planificación de las casas de los maestros, la construcción de la nueva iglesia de Somahoz, destruida durante la guerra civil, se envía a la Comisión Superior de Ordenación Urbana el plano de Los Corrales de Buelna y también como vemos, se inicia la construcción del barrio de San Juan Bautista.
Igualmente nos permite conocer que el arquitecto que llevó a cabo los planos del nuevo barrio fue don Javier G. Riancho, persona de gran prestigio en el mundo de la arquitectura.
Por otro lado, podemos saber que quien llevó a cabo la construcción del barrio fue Martin Solaeta, constructor que debía de tener fama, experiencia y recursos como para hacer frente a distintas obras que se llevan en la provincia. Así en el año de 1951 lleva a cabo la realización del almacén de víveres, garaje y granja en el Hogar Provincial Cántabro.
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