El Tiempo en Corrales de Buelna,Los

14 agosto 2012

PARA LOS MÉDICOS TODA LA MAYOR DEFENSA, CONFIANZA Y RESPETO QUE PUEDA HABER

En estos tiempos de marcada convulsión social, dimanante sobre todo de la crisis económica que padece España y posiblemente nunca conocida en tal dimensión, junto a lo que es auténticamente imperdonable y sumamente vergonzoso, la continua aparición de malversación de fondos públicos en la mayoría de los casos por cargos políticos de distintos niveles, la indignación entre las personas de bien y con sentido común no puede ser otra que mayúscula al comprobar que ahora se pretenden recortar derechos a los médicos con dedicación a la Administración o no.
Hay que tener cinismo para quitarle un ápice de su salario a quien con un saber de muy vital importancia en cualquier sociedad, excelente cualificación, gran profesionalidad, paciencia sin límite en su delicado trabajo, conciencia humanitaria sin parangón, resignado sacrificio familiar y unas manos prodigiosas, consiguen lo más inconmensurable del mundo en que vivimos: salvar vidas humanas. Y desde luego que a lo largo de la historia de la humanidad han sido muchísimos millones las que han salvado los profesionales de la medicina.
Es motivo de muy alta indignación tener que acudir a ejemplos manifiestamente vergonzantes, como aquellos casos en que un sujeto que no ha pasado por la universidad, que incluso carece de estudios medios, o más grave aún, que sea un tonto de tal condición social contrastada y verificada sin paliativos, pueda llegar a desempeñar un destacado cargo político, incluso de grado medio con un sueldo asignado muy superior a refutados médicos que llevan una vida entera salvando vidas humanas. Esta barbaridad social con la que nos hemos adentrado y seguimos caminando por el siglo XXI hay que cortarla de raíz, pero ya, en los casos que se comprueben que subsisten e impedir por todos los medios que vuelvan a repetirse.
Entre las distintas carreras universitarias hay algo meridianamente claro, como es que la siempre muy difícil de medicina jamás será culminada ni conseguida por un zoquete. Resulta conmovedor en extremo y produce no poca sensación de culpabilidad para buena parte de la sociedad que un galeno nos acabe de recordar en la prensa regional que “No se debe recortar nada a los médicos, por su bien y de manera unívoca, por el bien de sus pacientes. No es cuestión de corporativismo, ni de elitista sentimiento de clase, ni de otras zarandajas y/o pamemas, es cuestión de simple sentido común…; sí…el menos común de los sentidos en esta sociedad enloquecida.
Pero si es que, dejando aparte los milagros que día a día hacen los cirujanos en los quirófanos de los hospitales, con un temple y unas manos que no hay ni habrá jamás dinero en el mundo capaz de pagar mínimamente tan proverbial trabajo sobre el cuerpo humano, “el antes llamado médico general y ahora de familia tiene que saber un poco de todo, y los médicos de urgencias y cuidados intensivos deben ser capaces muchas veces de resucitar a pacientes en situación o de muerte clínica, es decir en paro cardiorrespiratorio o situación de parada inminente o posible”. Aclara en su defensa el citado médico. Y desde luego que somos muchos, estoy convencido de que muchísimos, quienes añadimos que para conocimiento exclusivo de algún majadero que todavía lo ignore.
Entre lo auténticamente inconcebible de este mundo que me ha tocado vivir, jamás he podido asimilar, jamás por siempre jamás, que un individuo de coeficiente intelectual y cultura general mínima, puesta bien de manifiesto en las entrevistas deportivas que tanto se prodigan sobre todo en televisión, cuyo léxico no va más allá del “si”, “no”, “a lo mejor”, por el mero hecho de dar patadas con alguna destreza a cierto objeto redondo que rueda por los suelos, haya venido teniendo un caché superior a mil millones de las antiguas pesetas, mientras que un profesional de la medicina, que salva de continuo vidas humanas, tenga sueldos verdaderamente irrisorios comparados con tales cifras astronómicas.

PAULINO LAGUILLO GARCÍA-BÁRCENA (Escritor. Miembro de la Sociedad Cántabra de Escritores)

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