Otra de las actividades culturales llevadas a cabo por un grupo de vecinos, fue la actividad de “Encuentados de Oirte”, con el sobrenombre de Maraton de Cuentos. Se llevó a cabo durante 6 años seguidos, concretamente desde 1999 hasta 2004, ambos incluidos. Fue una actividad cultural que contó con la iniciativa de Ana Ara, directora de la Biblioteca Municipal “Guillermo Arce”, María Rodríguez Pérez-Rasilla, Carlos Troyano y Luis Miguel Quijano. Fue proyecto que fue organizado por la Biblioteca Municipal y la Asociación Cultural y con la colaboración del Gobierno de Cantabria a través de la Consejería de Cultura y Deporte, del Ayuntamiento de Los Corrales de Buelna, Caja Cantabria, Peña Los Papis y la Asociación de Comerciante del pueblo. La colaboración de estas asociaciones se mantuvo durante los seis años, en que se llevó a cabo dicha actividad, aumentando el número de colaboradores como la Escuela Municipal de Arte, Radio Valle de Buelna, Peña Tarumbo y otras más.
El único objetivo de las cuatro personas que pusieron en marcha dicho Maratón, fue recordar aquellos años de infancia, a aquellos días de invierno, en los que al lado de la lumbre, desgranando las mazorcas de maíz, la abuela nos contaba cuentos que nos hacían vivir en otros mundos de ensueño. Y la verdad es que el día de “Encuentados de Oirte” se consiguió que muchos niños y también los menos niños, abandonasen los problemas cotidianos y recuperasen una infancia feliz.
La Maratón siempre se llevó a cabo durante dos días, el sábado y domingo del mes de mayo. Se iniciaba a las 12 de la mañana del sábado, con la intervención del Alcalde del Ayuntamiento, aunque también esa apertura corría a cargo de algún político, deportista de élite o cualquier otra persona de prestigio dentro del pueblo o de la región. A partir de este primer “cuentista”, se iniciaba la participación de todos aquellos que se habían comprometido a contar su cuento. Podían ser personas del pueblo o de cualquier lugar del territorio nacional; también cualquier persona que se atreviese a estar en el palco y contar su cuento, o cuentistas profesionales. Estos últimos tenían como momento de actuación, las horas en punto, durante media hora. El resto actuaban en la media hora restante.
Una de las condiciones establecidas para participar, es que, nadie podía participar leyendo el cuento, sino que tenían que “contarlo”. Esto hizo que muchos, tratando de competir con los profesionales, dedicaran mucho tiempo a ensayar el cuento que iban a contar en el salón, y esto se hacía en casa, para deleite y unión de la familia.
También hay que señalar que ninguno de los participantes, recibía una compensación económica por su asistencia. Si bien es cierto que, los organizadores a aquellos profesionales que venían de distintos lugares del Estado, les pagaban el alojamiento durante el día de participación. Y es cierto es que a medida que pasaban los años eran mayor el número de “cuentista” profesionales, que venían de las distintas provincias del territorio nacional.
El día del sábado, el Maratón se mantenía hasta las 3 o 4 de la madrugada, momento en que se ponía fin a la sesión, teniendo en cuenta que horas más tarde, a las 12 del mediodía del domingo, comenzaba otra nueva sesión que se iba a mantener hasta las 10 de la noche de dicho día. No debemos olvidar que al día siguiente había que trabajar o ir al colegio.
“Encuentados de oírte”, fue adquiriendo un gran prestigio a nivel nacional, en muy poco tiempo, lo que nos induce a pensar en el enorme esfuerzo realizado por los organizadores y los colaboradores. Prueba de ello, es que si bien al principio los “cuentistas” profesionales, provenían de la provincia o de las provincias limítrofes, poco a poco, a medida que se fue consolidando, eran más los que procedían de provincias más lejanas. Pero, junto al crecimiento del prestigio también crecían los esfuerzos que había que realizar y los gastos que se ocasionaban. Y todo ello, hizo imposible continuar realizando dicho acto cultural. El Maratón, quedó en el recuerdo de todos aquellos que participaron en su puesta a punto, en los que participaron en él, como profesionales o simplemente como vecinos y no vecinos que desearon participar, contando un cuento que sus abuelos les habían contado en algún momento. Es posible que exista alguna grabación de esos días, pero en todo caso nos quedan los recuerdos y creo que también los 6 carteles que anunciaban la fechas en que se realiza en el Salón de las Monjas, el “Encuentados de Oirte. Martón de Cuentos”.
Posiblemente, muchas fueron las actividades que se llevaron a cabo en el Salón de Acción Católica. Muchas serían las películas que allí se proyectaron, pero por desgracia no hemos conservado ninguna en nuestros recuerdos. En todo caso, disfrutamos mucho en ese salón y ese disfrute no lo olvidamos, ahí está. Ahora, son muchos los alumnos que han pasado por ese “antiguo salón” convertido en gimnasio. Es posible que en algunos momentos, perciban entres sus paredes, el sonido de los aplausos recibidos por los artistas del teatro o las risas o sustos que recibíamos según los acontecimientos que se desarrollan en la película que se proyectaba en tiempos pasados.
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