Mi vida transcurría apacible y tranquila, aunque esta en muchas ocasiones te da sorpresas. Era más o menos como la de cualquiera jubilado, hasta que un día todo cambió en un segundo con el diagnostico de padecer un cáncer.
La extirpación del tumor y el posterior tratamiento de quimioterapia me han hecho comprobar en primera persona la gran labor humanitaria, profesionalidad y dedicación al paciente que realiza la AECC.
Ahora me toca afrontar esta nueva etapa y espero hacerlo con dignidad, teniendo en cuenta que me considero un afortunado al contar con mi fe, el cariño y el apoyo de mi entorno familiar y amigos sabiendo, además, que tenemos a la AECC a nuestra disposición para cuanto necesitemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario