A juzgar por esta portada, así parace que denominan ahora a nuestro Presidente (El Brazo Tonto de la Política). Era de suponer que jugando con fuego acabaría quemándose. Los que venden su ‘alma’ a los programas de la prensa rosa, acaban pagando con creces su osadía.
Nuestro Presidente acabará siendo tratado como cualquiera de los muchos personajillos que se han acostumbrado a una efímera, fama derivada de sus apariciones televisivas, en las que el chascarrillo, la chabacanería, el cotilleo y la falta de otras virtudes son la principal salsa de estos programas de dudosa intelectualidad.
No se por cuanto tiempo tendremos que seguir soportando los cántabros las irrisibles apariciones de nuestro Presidente, que con la excusa de hablar de Cantabria, habla un poco de lo que debe y generalmente mucho de lo que no debe, mientras en nuestra autonomía hay infinidad de problemas sin solución y deben ser otros los foros donde se traten estos problema.
Mucho me temo que todavía queden muchos que aplaudan este tipo de apariciones, basándose generalmente más en un ciego fanatismo político (no hay mayor ciego que el que no quiere ver), que en una reflexión razonablemente inteligente.
Tenemos lo que nos merecemos.
Nuestro Presidente acabará siendo tratado como cualquiera de los muchos personajillos que se han acostumbrado a una efímera, fama derivada de sus apariciones televisivas, en las que el chascarrillo, la chabacanería, el cotilleo y la falta de otras virtudes son la principal salsa de estos programas de dudosa intelectualidad.
No se por cuanto tiempo tendremos que seguir soportando los cántabros las irrisibles apariciones de nuestro Presidente, que con la excusa de hablar de Cantabria, habla un poco de lo que debe y generalmente mucho de lo que no debe, mientras en nuestra autonomía hay infinidad de problemas sin solución y deben ser otros los foros donde se traten estos problema.
Mucho me temo que todavía queden muchos que aplaudan este tipo de apariciones, basándose generalmente más en un ciego fanatismo político (no hay mayor ciego que el que no quiere ver), que en una reflexión razonablemente inteligente.
Tenemos lo que nos merecemos.
