Al plantear la política seguida por el ayuntamiento en el primer tercio del S. XX, nos encontramos con profundas diferencias con respecto a lo que hemos visto en el S. XIX. Las diferencias son muchas y de gran profundidad.
La primera gran diferencia es la legislación. En muchas ocasiones cuando se entrega el premio por el abatimiento de una presa siempre se finaliza del siguiente modo: "… conforme prescribe la Ley de Caza”. Es decir hay una ley que es la que regula todo el sistema de caza, los animales que pueden ser cazados, los premios que se dan por cada especie, y modo de acabar con esas especies, que se consideran dañinas para los interese de la comunidad.
Esta Ley de Caza se promulgó el 16 de Mayo de 1902, en Madrid, durante la minoría de edad del Rey Alfonso XIII y con la Regencia de su madre María Cristina. La Ley de Caza está integrada por 8 Secciones, Disposiciones Generales y Artículos Adicionales. La Sección más importante para lo que nosotros estamos viendo es, sin lugar a dudas, la Sección 7ª, donde se establecen las normas de la caza de los animales dañinos y como se debe de actuar contra ellos.
Mucho más precisa para nuestros intereses es la Revista Técnica de la Guardia Civil. Publicación Mensual. Año II. Número 19. Julio de 1911. En concreto, en este número se trata sobre la Ley, reglamento y disposiciones oficiales dictadas hasta el día, relativas a la caza. Así en la página 47 de dicha Revista se establecen los animales fieros y salvajes, entre los mamíferos y las aves y por tanto objeto de caza. Y en la página 75, en el artículo 69, se establecen los premios a pagar por cada uno de los animales abatidos. Igualmente, se fijan los medios por los que se debe justificar las captura de dichas presas y tener acceso a los premios fijados: “Para tener derecho á estas recompensas será necesario presentar los animales muertos al Ayuntamiento, donde se cortará la cola y orejas, si aquéllos fuesen lobos ó zorros; la piel, si fuese animal de menor tamaño, y la cabeza y patas, si fuese ave de rapiña”.
Pero en algunas ocasiones, en que la proliferación de animales dañinos es tan elevada, la Corporación se ve obligada a tomar otras medidas. Así en la página 35 y artículo 41 se establece que “cuando las circunstancias lo exijan, los Alcaldes, previa autorización del Gobernador civil de la provincia y de los dueños de las fincas, podrán organizar batidas generales para la destrucción de animales dañinos y el envenenamiento de éstos.”
Bien, a partir de estas consideraciones previas, pasemos a hacer una valoración de lo que ocurre con los animales dañinos del Ayuntamiento de Los Corrales en los años de 1918 hasta 1935. Me hubiese gustado haber tenido acceso a los años de 1900 hasta 1917, pero por problemas que no se han podido solucionar en período de vacaciones, no ha sido posible.
Uno de los datos que contrasta entre este período y el siglo XIX, es que prácticamente no hay ninguna referencia a los cerdos y perros, animales domésticos, pero sabemos que, en el S. XIX había constantes referencias a los mismos. Referencias relacionadas con los daños que causaban estos animales en los campos, destruyendo las cosechas y las disposiciones establecidas para que sus dueños los tuvieran encerrados en las casas o sueltos con bozales. Bien, en los años que hemos visto del Siglo XX las referencias a los cerdos se limitan, básicamente al control de los animales que se matan, para controlar quién los mata y a donde va destinada la matanza, bien al consumo propio o venta. Con los perros las referencias hacen alusión al peligro de transmisión de la rabia. Así, el 8 de julio de 1933, “se propone se prohíba terminantemente de que los perros anden sueltos por la vía pública sin el correspondiente bozal, para evitar lamentables casos que todos los años tienen lugar en la época de los grandes calores” Del mismo modo el 2 de septiembre del mismo año “se hace otro ruego á la presidencia para que se prohíba terminantemente de que los perros no vaguen por la vía pública sin el correspondiente bozal. "
Antes de ver cuáles son las especies que se abaten en este periodo, centrémonos en cómo se responde desde el municipio, ante situaciones de graves problemas provocados por la desmedida presencia de “animales dañinos” en las cercanías del pueblo. En esta situación las soluciones aplicadas van a ser aquellas que se veían en la Revista Técnica de la Guardia civil, es decir, organizar batidas con los vecinos sobre determinadas especies o proceder a la dispersión de venenos por los alrededores del municipio. Veamos cómo se procede en ambos campos.
Organización de batidas.- No está muy claro quiénes son las personas que participan en las batidas organizadas por el Ayuntamiento para poner freno a los males que causan los animales nocivos, ni tampoco tenemos referencia de los resultados que se obtienen. Si observamos que casi todos los años se organiza alguna batida, en la mayoría de los casos estas van acompañadas de distribución de venenos por la zona. En 20 de junio de 1931 “se acordó pagar a D. Antonio Polanco Pérez 33,60 pts por suministro de cohetes para dar una batida en Coó contra animales dañinos que pululan en los montes” Es decir, los cohetes deberían servir para provocar la huida de los animales, que facilitaban, en el mejor de los casos su abatimiento y en el peor, los animales huirían de estas zonas dada la intranquilidad que se producía.
En ocasiones son varios los ayuntamientos, que afectados por la actividad de algunos animales dañinos, deciden ponerse de acuerdo para llevar a cabo batidas conjuntas. Así el 13 de septiembre de 1921, se afirma que “De acuerdo con la Comunicación recibida del Sr. Alcalde de Cieza se acuerda que el día 25 de los corrientes, se de una batida á los lobos con motivo de los grandes perjuicios que dichos animales vienen causando en aquel y en este termino Municipal”
Los envenamientos.- En el período que hemos visto en el S. XIX, no hemos encontrado ninguna referencia a la utilización del veneno para acabar con los animales dañinos. En cambio, en los años que van de 1918 a 1935, va a ser bastante frecuente el distribuir venenos por los montes. Pero la distribución de venenos no puede ser realizada por los vecinos cuando ellos quieran, ni tampoco el propio Ayuntamiento. La utilización, precisa la autorización del Gobernador civil de la provincia, previa petición de la Corporación. Una vez conseguida la autorización del Gobernador, se procedía a dicho envenenamiento. El 1 de Marzo de 1921 “…se acuerda pedir estrinina al Laboratorio de Santander para esparcerla por este termino Municipal, dando conocimiento á las Autoridades Comarcanas; Gobernador Civil y Comandante del Puesto de la Guardia Civil, anunciandolo en el Boletín Oficial de la Provincia y sitios donde se echará.” Una vez conseguida la autorización del Gobernador Civil, se procedía a nombrar una comisión que vecinos que procediera a llevar a cabo el proceso de repartimiento del veneno por donde se consideraba necesario. Así el 7 de febrero de 1924 se dice “se nombran comisionados a Don Cecilio Fernández, D. José Maria Buenaga, Don Isidoro Fernández y Don Miguel Rasilla, asesorados por el Farmacéutico Don Julio Díez Gallo, para realizar las batidas de animales dañinos en los montes de este término municipal, con cebos envenenados”. En otros casos, no se nombra una comisión si no que se pone al frente del proceso de envenenamiento a un vecino del pueblo con conocimiento en la materia. Por ejemplo, en el Acta del 31 de agosto de 1931 se dice “…la necesidad de designar persona competente se encargue del envenenamiento de animales dañinos en el monte de Coó, cuyo cometido debe ser por todo el año”
En todo caso, no se trata de esparcir la estricnina a boleo, sino que el veneno se incorporaba a pedazos de carne que se van repartiendo por los lugares en los que se quería reducir la presencia de animales dañinos. Así se desprende del Acta del 14 de abril de 1918, en la que se afirma “Pagar á D. Prudencio García Polanco quince pesetas treinta céntimos por un burro comprado para carne de cebos para envenenamiento de animales dañinos”.
Aclarado lo anterior, pasemos a ver cuáles son las especies que durante el período de 1818 a 1935 son objeto de premio por su captura. En el S. XIX, cuando recurrimos a las Actas municipales, observamos que la alusión a animales depredadores, por los que se premia por su captura, son básicamente las rámilas, los zorros, los lobos y los osos. En el período del siglo S. XX que hemos tenido acceso, observamos un cambio radical, entre las especies que van a ser premiadas por su abatimiento. Veamos que sucede con cada una de ellas.
Las Rámilas.- En realidad es una comadreja, animal que aquí en Cantabria recibe el nombre de rámila, y que en otras zonas del territorio nacional recibe otros nombres. No olvidemos que esta especie vive muy cerca de los humanos. Alrededor de las casas de los humanos hay otras especies que atraen a las rámilas, como pueden ser los ratones, pero sobre todo las gallineros, en los que una vez que entraba la rámila se provoca un estallido de violencia donde la gallinas sufrían la peor. En el S. XIX las capturas de rámilas era muy habitual, de hecho se presentaron 64 animales abatidos tanto por hombres y mujeres, en los años de 1918 hasta 1937 sólo se abatieron ó se presentaron para cobrar los precios establecidos 6 individuos, de los cuales 5, son animales adultos, no se especifica el sexo, que se premian con 2,50 pesetas por cada uno; la otra rámila corresponde a una cría por la que se pagará 2 pesetas. Durante el siglo S. XIX se veía que las mujeres participaban en las caza de estos animales, en cambio en el periodo que hemos visto del S. XX, no aparece la mujer en ningún momento, todas son presentadas para el cobro por los varones.
Los Zorros.- Sigue siendo la especie más perseguida por los vecinos, lo que nos da la idea de que siguen siendo las que más daños causan entre los vecinos del ayuntamiento. De hecho en el periodo que va de 1918 hasta 1935 en número de individuos de esta especie es de 44. De estos 44 individuos, 26 son machos, 15 hembras y 3 son crías. Esta división está en la importancia que en la sociedad tienen ambos sexos, así consideran que la hembra tienen más importancia a la hora de incrementar esta especie agresiva para los interesas de los vecinos. El premio por una zorra es de 10 pesetas, mientras los machos solo son premiados por 7,50 pesetas. Las crías se pagan a 3,50 pesetas.
El que todos los animales, atendiendo a su sexo, reciban el mismo premio, nos hace pensar que todos las personas que participan en la captura de los mismos pertenecen al Ayuntamiento. Solamente hay un caso en que la captura de un zorro macho se premia con 5 pesetas, que contrasta con el 7,50 que se paga normalmente. Incidiendo en este aspecto, indicar que solo en dos casos se hace de referencia a que el cazador reside en el pueblo de Coó.
El Lobo.- Esta había sido una de las especies más perseguidas por los vecinos de Los Corrales, debido a males que causaba en la cabaña ganadera. Esto se había traducido en un elevado número de animales abatidos y un fuerte premio para quien presentara una pieza abatida. Pero las cosas parecen que van a cambiar, no porque el lobo hubiese dejado de ejercer su presión sobre los ganados, sino que las batidas y la utilización de venenos hacía menos frecuente la caza del mismo.
De hecho el número de piezas abatidas durante este periodo se limitan a 21, de cuales 9 son animales de cría, 6 lobeznos, 2 lobas y 4 lobos grandes. Hay por otro lado, una diferencia considerable entre unas piezas y otras, así por ejemplo, en el caso de las lobas una se paga a 5 pesetas y la otra a 10, dándose la particularidad que la pieza que más se premia es aquella que ha sido abatida por un vecino de Molledo. Igualmente, los tres lobos de cría presentada por el pastor de Pedrero reciben una compensación de 25 pesetas, en cambio 6 lobeznos presentados por un vecino de Molledo reciben un premio de 5 pesetas. No está claro, a qué se debe estas diferencias. Dos cosas, que coinciden con lo que sucedía en el siglo XIX, las hembras se pagan más, así vemos que 5 lobos reciben de premio 20 pesetas, lo que supone 5 pesetas por macho, mientras que las hembras se pagan al doble, 10 pesetas. Otro punto de coincidencia, es que cualquier persona que presentara algo que avalara la caza de un lobo, independientemente de que fuera o no vecino del pueblo, recibía una gratificación por el abatimiento de individuos de esta especie.
Osos.- En el este periodo no hay ninguna referencia a la captura de osos. Es evidente que los ganados del pueblo seguían desplazándose a los pastos de montañas y que los osos no habrían desaparecido, pero lo cierto es que no hay ninguna referencia a ellos.
Las especies que hemos indicado hasta ahora, son las que habían sido que tradicionalmente abatidas por el daño que causaban a los vecinos del pueblo, pero en el S. XX, los animales por los que se establecen premios por su captura se incrementan de manera notable. Eran animales de poco tamaño, que no hacen grandes daños a la cabaña ganadera, que destruyen animales que afectan a los hombres, como pueden ser los topos, ratas, etc. Son animales que actúan casi siempre por la noche y que en muchas ocasiones viven en las cercanías de los casas de los vecinos. Nos estamos refiriendo a animales como la garduña, el turón, el hurón, el tasugo.
Garduñas.- Esta especie vive en las zonas boscosas, aunque no tiene ningún rechazo para vivir en las proximidades de los humanos. De hecho este va a ser su objetivo en las épocas de los inviernos, donde las garduñas se desplazan a las cercanías de las viviendas de los humanos en busca de cobijo y de alimento. De hecho de las 7 garduñas que indican que se cazan en este periodo cinco lo son en los meses de invierno. En la presentación de las garduñas cazadas, nunca se indica el sexo del animal, como sucede en otras de especies. ¿Se Hay que decir, que en tres ocasiones, no se indica el premio concedido, en un caso se citan 3,50 pesetas y en los otros tres, el premio se fija en 3,75.
Turón.-Otra especie que también aparece con premio establecido para aquellos que presentaran su captura. Al igual que la especie anterior, tenía la costumbre de acercarse al territorio de los vecinos, por otro lado le suponían una fuente de alimentación, las gallinas. En todo caso, no se dedica mucho tiempo a la captura de estos animales, de hecho, en todo este periodo se contabilizan 4 turones, cuya captura se premia igual que las garduñas, 3,75 pesetas.
Hurón.- El hurón es otro animal cuya caza estaba premiada aunque no parece que se tuviera mucho éxito en su captura o se dedicara mucho tiempo a su eliminación. De hecho, en todo este periodo solo hay una referencia a la captura de este animal, en concreto 3 hurones en enero de 1920. Como es normal, en estos depredadores no se hace referencia al sexo de la captura realizada. Es habitual, que cuando nos encontramos con el sexo del animal, eso significa que va a premiarse más por las hembras que por los machos. Pues bien, en estas tres capturas, llevadas a cabo por dos personas diferentes, no se establece el sexo, pero se paga una cantidad diferente, en las dos primeras capturas se pagan a 3,75 pesetas por cada una, en cambio la tercera captura se paga con 2,50 pesetas.
Tasugo.- Este es el nombre que se utiliza en la zona de Cantabria, el nombre más común es el tejón, animal que le gusta habitar espacios boscosos, pero al mismo tiempo, con zonas abiertas. Como los otros animales a los que nos estamos refiriendo es muy difícil verle por el día, pues la mayor su actividad la suele realizar por la noche. Su dieta es de carácter omnívoro, pero puede afectar a los intereses de la comunidad pues tiene una atracción importante por las abejas y por la miel, así como las frutas e incluso los cultivos de maíz. Todo esto hace que los tasugos también sean objeto de caza por parte de los vecinos. En todo caso, el tasugo no debió de ser un objetivo prioritario, pues solo tenemos una sola pieza de un tasugo de cría por el que se pagaron la cantidad de 2 pesetas.
Más importancia debió tener para los vecinos del Ayuntamiento la captura de felinos durante este período. Cuando hablamos de felinos, nos referimos al gato montés y al lince. Veamos la información que podemos extraer de las Actas.
El gato montés.- En principio decir que no es una especie que, suponga un peligro para los animales domésticos de los vecinos del Ayuntamiento, pues es una especie que suele evitar el contacto con los hombres, ya que su hábitat se encuentra en las zonas montañosas y al mismo tiempo su alimentación es a base de topos, ratones del campo, pájaros, etc. Pero en todo caso, el número de piezas abatidas en todo este tiempo es importante, si lo comparamos con otras especies. El número de individuos cazados en este período es de 12, no indicándose el sexo de cada una de las especies, lo que nos podría indicar si el premio variaba o no en relación con el sexo como sucedía con otras especies. Hay que decir, que básicamente el precio que se paga por cada pieza es de 3’75, pero eso no excluye que se hagan pagos 2,50 o 3,50. ¿Cuál es la razón de esta variación? La verdad es que no hay forma de adivinarlo, podemos pensar en el sexo, el tamaño o la procedencia del cazador, pero nada nos permite a averiguarlo. Solo tenemos que uno de los cazadores era de Somahoz y que el premio que se le pago por su captura fue de 2,50 pesetas.
El lince.- Quizá esta es la captura que más me ha llamado la atención. Nunca me imaginé, que el lince también estuviera presente en nuestra comunidad, y máxime que se encontrara en los alrededor de nuestro pueblo. Buscando algo relacionado con la desaparición del lince en Cantabria, se hablaba de varios siglos, pero parece que nada más lejos de la realidad pues el 1920 se produce el abatimiento de dos linces en nuestro pueblo, tal como se deduce de las actas, así en el Acta de día 10 de enero de 1920 se dice lo siguiente: “Pagar por la muerte de animales dañinos como a premio a Don Leopoldo Mediavilla, por lince dos pesetas 50 céntimos;…” Y en el Acta del 22 de Febrero se dice: “…; y á D. Vicente Perez, 1 lince con arreglo á la tarifa oficial.” ¿Desapareció el Lince de Cantabria? Nadie lo duda, pero su presencia en las cercanías de nuestro pueblo no es tan lejana.
Por último, indicar que en algunos momentos se habla del abatimiento de determinados animales, pero sin especificar la especie. Así por ejemplo, el 20 de marzo de 1933 se dice lo siguiente: “Pagar a D. Santiago Mediavilla cinco pesetas por muerte de dos animales dañinos”
En definitiva, estas son las especies mamíferas que van a ser objeto de premio por su abatimiento por parte de los vecinos. Vemos que hay un incremento de especies si las comparamos con las que eran premiadas en el S. XIX. Pero, sin lugar a dudas la gran diferencia en el S. XX va a ser los premios que se dan por el abatimiento de lo que aparece como aves de rapiña, consideradas como tal a los milanos, a la milaneta, los buitres y generalmente a aquellos que definen como aves de rapiña. Veamos las referencia a cada una de estas especies.
El Milano.- Esta, es quizás, la pieza de caza que más éxito presenta partiendo de animales cazados. Prácticamente en las actas de los años 1918 a 1935, siempre hay referencias a la captura de este animal. De hecho el número de piezas grandes presentadas es de 54 milanos, en los que no se expresa si son machos o hembras. A esta cantidad hay que añadir otros 24 milanos que se definen como pequeños o crías. Los denominados como pequeños son 11 y las crías capturadas son 13. Con respecto a los milanos de cría, se puede suponer que han sido cogidos del nido, por cuanto, si bien en ocasiones se habla de una sola cría, en otras hablan de 2, 4 o 5 crías, lo que nos induce a pensar en cogida en el nido.
El premio concedido a los que presentan las piezas capturadas también va a presentar variaciones. Así hasta principios de 1920, el precio varía, así por ejemplo en el acta del 12 de Mayo de 1918 se dice: “Pagar a Venancio García Fernández nueve pesetas por muerte de tres milanos grandes” Y de esta fecha hasta 18 de Enero de 1920 el precio que se paga es de 2,50 pesetas por pieza. Todo cambia a partir de este momento, hasta el año de 1935 en que los todos los animales capturados pasan a ser premiados con 4 pesetas. Hay que hacer la salvedad del milano capturado el 19 de junio de 1935, el cual se premia con dos pesetas. No encuentro ningún argumento. Podría ser un animal pequeño, pero lo lógico sería que apareciera con esa indicación como sucede en los otros, o pudiera ser que hubiera sido cazado por una persona que no fuera del municipio, pero no parece ser así, pues lo normal es que se reflejara.
Por otro lado, hay una coincidencia en el premio que se da por los milanos pequeños o de cría que se presentan, y se concreta en 2 pesetas cada uno, y esto es así durante todo el periodo que hemos visto.
Las Milanetas.- Esta es una especie de ave que más ha costado descubrir cual era, porque en el RAE, en Internet no aparecía nada. Así que, se me ocurrió la idea de preguntar a los cazadores que hay en el pueblo. Y a los dos primeros que me encontré, los dos conocían perfectamente el ave, no tuvieron ninguna dificultad, coincidían en las características del ave, en cuanto a tamaño, y en cuanto a la forma de concentración y ataque a sus presas. Me comentaron que era un depredador más pequeño que el milano y que tienen un distinto sistema de observación y de ataque contra sus presas. El milano normalmente se coloca en un punto alto, árbol, poste y desde allí otea los movimientos de posibles piezas, cuando las ve se lanza hacia ellas. En cambio la milaneta, va volando y cuando observa algo se mantiene moviendo las alas pero sin producir desplazamiento, quedando estática en un punto, enfila la presa y posteriormente lanza un ataque normalmente certero.
¿Pero cuál es el nombre esta pieza, que aquí en Cantabria se conoce como milaneta? Después de haber visto en Internet muchas aves rapaces en proceso de caza, la que me ha recordado más a lo que decían los cazadores, era el cernícalo. Espero que sea correcto.
En cualquier caso, hay que decir que la referencia a capturas de las milanetas se produce a partir del año 1931. En todo caso el número de milanetas cazadas es de 25 piezas, además de otras 3 que se les domina milanetas pequeñas. En cualquier caso, en uno y otro el precio por su captura es de dos pesetas.
Los Buitres.- En dos ocasiones, en el mes de mayo de 1834, hay referencia a la captura de buitres. Llama la atención que ambas capturas reciben premio diferente, en el primer caso se gratifica con 5 pesetas, en el segundo la gratificación disminuye a 4 pesetas. Desconocemos cuál es la razón de esta diferencia.
Aves de Rapiñas.- En muchas ocasiones, en concreto en 14, en las actas de este periodo se hace referencia a la captura de aves de rapiña, en las que no indica claramente a qué tipo de ave se está refiriendo, solamente que son aves que causan daños a los intereses de los vecinos del ayuntamiento. ¿Por qué no indican el nombre de las piezas abatidas? Es de entender, que en aquella época los vecinos tenían un perfecto conocimiento de los animales que vivían a su alrededor tanto de los mamíferos como de las aves, por tanto no debía de haber ningún interés en establecer el nombre. Así todo, los premios concedidos en cada uno de los casos nos puede permitir establecer dos ideas. La primera, nos encontramos con especies diferentes, de ahí su distinto premio y la segunda idea, si comparamos los premios que se conceden por las aves de rapiñas y los premios dados a los especies que se identifican, posiblemente podremos acercarnos a resolver un poco la situación. Es frecuente que el premio dado por el abatimiento de una de estas aves de rapiña se sitúe en las 4 pesetas, que es la que se pagaba por la captura de milanos. Hay dos aves de rapiña que se gratifican con 2 pesetas,, que es lo mismo que se daba por las milanetas. Hay otra ave, que se gratifica con 5 pesetas que es lo que daba por los buitres. En todo caso hay aves de rapiña que se gratifica con 7,50 pesetas, otra con 6 pesetas, con 3 ó con 2,50 pesetas. ¿De qué especie son estas aves de rapiña? Lo desconocemos.
En definitiva, hemos visto que durante este periodo se observa un cambio importante en las especies que son sometidas a premios por su abatimiento. Pero hay otro cambio que también debemos de tener en consideración. Así en el siglo XIX, no parece que haya personas que destacaran en la captura de piezas dotadas con un premio por parte de la Corporación, nadie destaca en este cometido, es algo ocasional. En cambio, en el periodo del S. XX que hemos analizado, cuando observamos las personas que son gratificadas por el abatimiento de especies, llama la atención de la aparición del nombre de determinados individuos que destacan por las piezas que presentan. Veamos una pequeña relación de estos individuos.
Aurelio Pousada, este es una persona que de 1933 hasta 1935, aparece en 10 ocasiones, 8 de las cuales se centran en el año de 1935. ¿Qué piezas presentó? 3 zorras con las que se le premiaron con 30 pesetas, 4 milanos por los que percibió 16 pesetas, 2 milanetas y 1 cría de milano por lo que se le dan 6 pesetas, 1 garduña que le suponen 3,75 pesetas. En definitiva en el año 1935 recibió la cantidad de 41,75 pesetas en todo el año.
Francisco Pousada, es otro vecino que tiene también una cierta importancia en la caza. El primer lugar desconocemos cual es la relación con el anterior, pero nos atrevemos a pensar que hay una cierta relación familiar entre ambos. Este individuo actuó en los años 1933 y 1934 presentando 4 milanos que le supone 16 pesetas, 1 zorra por 10 pesetas y 5 milanos de cría que le aportó 10 pesetas.
Santiago Mediavilla actúa en los años de 1920 hasta 1924, en concreto aparece en ocho ocasiones en los que accede a los premios establecidos por la caza de determinadas ocasiones. Así presentó 4 piezas de gato montés que le suponen un ingreso de 15 pesetas, 2 garduñas que le aportarán 7,50 pesetas y 1 ave de rapiña que le va a suponer 7,50 pesetas. Además presenta dos animales dañinos que le aportan 5 pesetas.
José María Buenaga Pérez, que actúa como el anterior entre los años 1920 hasta 1924, presentó 8 piezas recibiendo como premio total 55 pesetas, correspondiente a 5 zorros, 1 zorra y 2 gatos montés.
Podríamos nombrar a otros como Ignacio Buenaga Pérez, posible familiar del anterior, Fernando Senach Sicart, etc.
En definitiva los animales salvajes suponen un grave problema para los intereses para los vecinos que residen en el Ayuntamiento durante este periodo, y se van tomando medidas más drásticas, se incrementa el incentivo para que los vecinos se involucren en la eliminación de este problema y, al mismo tiempo, se aumenta el número de especies que se consideran dañinas para la comunidad.
Ya hemos hablado bastante de los animales tanto domésticos como de los salvajes. Así que busquemos que cosas nuevas nos aportan las Actas municipales, para conocimiento de nuestra pequeña historia y de nuestro pueblo. A seguir divirtiéndonos.
José Francisco López Mora.