En Pendueles, un bañista, haciendo caso omiso a la bandera roja y a las indicaciones del socorrista, propició que este llamase a la policía local y como a estos tampoco los hizo caso, llamó a la Guardia Civil. Uno de los guardias, ni corto ni perezoso, se adentró en el agua para detener al imprudente entre los aplausos del resto de los bañistas.
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