Dicen los que se declaran ateos y anticlericales que el Estado no tiene que financiar a la Iglesia y que esta debe autofinanciarse. Y muchos, apuntándose a esta moda, hacen incluso apostasía de la religión católica. Están en su derecho, faltaría más; pero con ese planteamiento, cabe preguntarse: ¿por qué los que nos declaramos políticamente ateos tenemos que financiar con nuestro dinero a los sindicatos afines al Gobierno? ¿Por qué no se autofinancian ellos con sus feligreses? Este año recibirán del Estado 18 millones de euros más, que servirán para que ¡300.000 liberados! (liberados de todo trabajo, se entiende) sigan viviendo sin dar ni golpe. ¿Por qué en la Declaración de la Renta no se pone una casilla para recaudar voluntariamente ese dinero? Hay una diferencia: mientras el dinero que recauda la Iglesia se emplea en ayudas al necesitado, el que reciben los sindicatos que se llaman obreros es para que ellos sigan mamando de la ubre. Invito a los verdaderos trabajadores a declararse apóstatas sindicales, y que la cuita que paguen la empleen en ayudas humanitarias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario