LA DEPLORABLE GESTIÓN DEL AYUNTAMIENTO DE LOS CORRALES DE BUELNA
El fortísimo temporal del sábado, denominado “ciclogénesis explosiva”, estuvo anunciado a nivel nacional con antelación suficiente. En tales condiciones las empresas en general activan los planes de seguridad previstos para estas situaciones de emergencia, mientras la primera empresa corraliega, su ayuntamiento, todo indica que actuó como si de una jornada normal se tratara, cuando debiera de haber previsto un reforzamiento de la plantilla de la Policía Local, que incluso hasta no patrulló la noche de la tragedia urbana, lo mismo que poniendo en preaviso al propio personal laboral para prestar servicio simplemente como medida de apoyo.
La inundación de la carretera del Polígono Industrial de Barros en su zona sur fue motivada por el Rio Muriago, que pasa muy próximo a dicho punto. Escasos metros más adelante sus aguas desembocan en el Río Rabujas, aunque el enorme caudal de agua que tenía en aquellos momentos hizo de auténtico tapón para la desembocadura del arroyo Muriago.
Si alguna prioridad máxima debiera de haber existido en aquellos momentos era el corte de carreteras por la Policía Local, ya que el servicio de Protección Civil atendía emergencias diversas, entre ellas muchos hogares inundados. Lo auténticamente inadmisible es haber estado la patrulla en la parte inundada del Polígono Industrial de Barros, haber puesto una cinta que debió llevarse el vendaval, y marcharse largo tiempo de allí.
Según recoge el libro “Los Corrales de Buelna – Siglo XX” en su página 79, en 1993 “El Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) anunciaba que se iba a iluminar el peligroso cruce de Barros , un punto negro de la circulación rodada desde que había entrado en servicio la nueva carretera Santander-Palencia y que contaba con un importante y triste saldo de víctimas mortales”. El asunto quedó resuelto. Pero después de veinte años y desde hace dos o tres meses se ha vuelto a la situación anterior de falta total de alumbrado en las rotondas emplazadas en el citado cruce de carreteras en Barros.
En el mismo libro y también en igual año, se decía que “La Confederación Hidrográfica del Norte” desarrollaba este año un proyecto de acondicionamiento de tres afluentes del Río Besaya (Rebujas, Muriago y Mortera), habiendo culminado los trabajos en el primero con una inversión de 25.000.000 pesetas”. Desde entonces no se ha llevado a cabo otra actuación de tal índole a pesar de los desbordamientos constantes de los tres arroyos del municipio.
La inundación de la carretera del Polígono Industrial de Barros el sábado, día 19 de enero, fue motivada por el desbordamiento del Río Muriago y, entre otras actuaciones apremiantes que precisaba desde hace mucho tiempo el mismo, está su falta de canalización en un buen tramo de lo que va a ser una notable ampliación del casco urbano de Los Corrales de Buelna. Pero claro, el nuevo planeamiento urbanístico del municipio, que se acordó revisar a mediados de agosto de 1996, lleva diecisiete años de tramitación y de mareo de la perdiz, con lo cual cuando en Los Corrales de Buelna se acuerde revisar un PGOU debe de entenderse que es para su entrada en vigor en la próxima generación.
A mediados de 1995 el entonces senador por Cantabria, Ricardo Bueno, preguntaba al ministro de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente sobre la actuación en que se encontraban los estudios técnicos para la supresión de los pasos a nivel. Dicho organismo tenía previsto y anunciada la supresión del cinco de ellos en un tramo de vía férrea que atraviesa todo el municipio, dividiendo en por su mitad el casco urbano de Los Corrales de Buelna. Tan solamente se han eliminado dos por falta de reivindicación manifiesta y de interés del ayuntamiento. El tránsito de personas y vehículos a lo largo del día atravesando las vías del ferrocarril de una parte a la otra del casco urbano es constante. El peligro inmenso es muy latente, tanto como la muy alta probabilidad de que haya que lamentar lo irremediable en puntos tan peligrosísimos de Los Corrales de Buelna.
El día 13 de abril de 1991 se inauguraba una nueva casa consistorial en un edificio noble que a todas luces era inadecuado para los servicios propios de la primera institución local. En la sesión plenaria en que se acordó el traslado allí de las dependencias municipales, tan solamente un concejal se opuso rotundamente a ello, argumentando que la solución pasaba por derribar la vetusta Plaza de Abastos, contigua al viejo ayuntamiento, con lo que la superficie de este se ampliaba notablemente. Hoy la Plaza de Abastos ya no existe y lo que fue ayuntamiento se transformó en el actual Teatro Municipal, cuyo aforo, de menos de cuatrocientas localidades, no permite la asistencia de público a muchos de los actos que en el mismo se celebran.
Actualmente se contempla la remodelación de las antiguas escuelas de la Plaza de la Constitución para ubicar en ellas el ayuntamiento. Error más que de bulto, pues aparte de la carencia de aparcamiento en un lugar tan céntrico del casco urbano y de lo muy costoso económicamente del proyecto, se volverá a incurrir en notorios desaciertos como fue el de pasar el ayuntamiento a un chalet; la residencia de ancianos embutida en terrenos inadecuados y escondidos que habían albergado un pequeño invernadero; pasar un vial pon delante mismo de la puerta de acceso al Centro de Salud…
El municipio de Los Corrales de Buelna, cuyo alumbrado ha pasado a situación de penumbra tendente a oscuridad apabullante, está nefastamente gestionado y paralizado en su progreso desde hace más de una década, siendo ello de perfecto conocimiento público.
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