Durante el anterior gobierno PRC-PSOE en Cantabria se aprobó una tasa a las bolsas de plástico que nunca me pareció mal. Con independencia de cuál fuera realmente su intención, y a qué se destinase lo recaudado, creo que desincentivaba su uso, o al menos las estigmatizaba. La gente fue crítica, sin embargo, y hasta dar al traste con ello. Y ahora que compruebo día a día el poco propósito de enmienda no me extraña que rezongasen. Pues se siguen pidiendo y aceptando bolsas de plástico, y las tiendas las dan si tino, esperando mediante ellas, supongo, alcanzar publicidad. Me pregunto cómo compiten y sobreviven los comercios, y cómo transita la gente con su compra, en los sitios donde hay conciencia medioambiental. Las bolsas pueden ser de papel, o llevarlas cada uno, como hicimos toda la vida. O portar las cosas tal cual, sin pudor y sin hacerlo el juego a ese vano y destructivo ideal, ese clasismo que querría ver paseantes ociosos y ostentantes del gasto realizado en algún emporio purísimo, infundidor de fama definitiva.
Adolfo Palacios González, en Cartas al Director, de El Diario Montañés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario