Uno de los efectos de los temporales de lluvia es que los colectores de agua se colapsan. El resultado, que hemos visto muchas veces en la playa, es el siguiente: un montón de porquería puede llegar a acumularse sobre la arena y el mar, un problema que afecta por igual a turistas y pescadores, entre otros. La razón es que, si llueve con mucha intensidad, el agua de lluvia puede juntarse con las aguas residuales colapsando los colectores. Es entonces cuando las aguas fecales, en lugar de ir hacia la depuradora, son enviadas al mar.
Los residuos no son los únicos que contaminan la playa. A pesar de que los servicios municipales puedan limpiar la arena, hay una contaminación que no se ve. Las aguas fecales pueden contener en su interior peligrosas bacterias, como Escherichia coli o Enterococcus intestinales, cuya concentración aumenta progresivamente tras una tormenta. Si las tasas de contaminación microbiana son elevadas, las autoridades pueden llegar a prohibir el baño estableciendo bandera roja.
Si las playas superan los límites de contaminación se observa en los bañistas un mayor índice de presencia fundamentalmente de gastroenteritis y otitis, aunque son casos esporádicos.
Por ello es preferible evitar bañarse en el mar después de una tormenta y, sobre todo, seguir las recomendaciones de las autoridades.
Fuente: hipertextual
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