Yo debo ser tonta, porque llevo días leyendo mucho sobre el cambio de nombre de un instituto y no entiendo la polémica. Durante 10 años ha sido el instituto de mis hijos, donde han estudiado y han sido muy felices. Ella y él siempre serán exalumnos del Orbe Cano y ahora se le va a cambiar el nombre. ¿Y qué? No van a perder sus conocimientos, ni sus experiencias, ni sus amigos …
Me alegra ver el orgullo de la gente por su instituto, aunque me entristece no haber escuchado ese orgullo cuando, por ejemplo, se inauguró la estupenda nueva biblioteca, cuando han salido promociones de jóvenes con excelentes resultados en selectividad, cuando esos jóvenes participan en proyectos solidarios de igualdad … Ahí no escuchaba ese orgullo que ahora resuena.
No puedo más que respetar las opiniones, pero de la misma manera pido respetar una decisión que legal y democráticamente ha tomado ese instituto.
Y a quien cree que habría cosas mejores que hacer que dedicar el tiempo a cambiar un nombre, les diría que nosotros también tendremos mejores cosas que hacer que perder el tiempo en polemizar al respecto.
Alejandra Sánchez Pérez, en Cartas al Director, de El Diario Montañés.
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