Tres familias afectadas por el argayo de San Mateo de Buelna han vuelto a respirar y una de ellas ha recuperado ya la normalidad. Ayer José Manuel, Lucía y sus dos hijas pudieron volver ayer a sus viviendas, con alegría y preocupación por lo que pueda pasar en el futuro. Ana María, Iker y Ana volverán en estos días, sin prisa. La otra vivienda es de una familia que no vive habitualmente en ella. Ayer recibieron una noticia que ni siquiera esperaban. Los técnicos municipales y el gabinete de ingeniería contratado por el Ayuntamiento determinaron a primera hora de la mañana que la evolución de la fractura del terreno no afectaba a los números 1, 2 y 3 del barrio del Calero, los suyos. Explicaron que en un nuevo análisis de las marcas colocadas el domingo no se habían detectado cambios significativos y que, en cualquier caso, el movimiento se dirigía más hacia la zona alta del barrio, por lo que las primeras casas quedaban fuera del perímetro de desalojo. Además, durante la mañana estuvo manando agua de esa fractura, una buena noticia empañada por las previsiones del tiempo para los próximos días.
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