El Tiempo en Corrales de Buelna,Los

15 abril 2020

CON NOMBRE PROPIO: JESÚS PALACIOS

Jesús Palacios fue una persona que tuvo su papel en la vida cultural de nuestro pueblo en los años 60 y 70. Hablo de esa época, tan importante para los que visitamos este blog, en la que en Corrales brillaban personajes como Bienvenido, Don Guillermo, y otros que yo no puedo mencionar por no acordarme o por simple ignorancia, ya que, como mi padre mismo, yo nunca fui muy sociable, y en el fondo nunca me consideré muy del pueblo (tanto mi padre como mi madre procedían de fuera).
Jesús Palacios, de joven tocó en la rondalla -dicen que tenía buen trino con la bandurria-, y más tarde era persona conocida por participar en la organización de concursos de dibujo y eventos musicales. Aparte de la música, le gustaba el diseño, la decoración, la crítica de arte y el humor; pasaba por ser persona culta, y su lenguaje ciertamente era de cierto nivel, aunque leer nunca leyó mucho, yo sospecho que por tener ciertas dificultades para los textos largos; pero lo suplía con buena memoria y cuidado en el hablar. Escribir sí que escribía, por cierto.
"Palacios", como le llamaban -costumbre del apellido generalizada entonces en el pueblo, supongo que por el colegio y por la fábrica-, había nacido en Munguía, Vizcaya, el día de Nochebuena de 1924, de ahí su nombre mesiánico. Nació allí porque mi abuelo, guardia civil, estaba allí destinado en ese momento. Después de vivir en Solía, Guarnizo y Novales (pueblo éste donde pasó los años más felices, según escribió luego en un poema), estudió en el entonces recién creado colegio de La Salle, de Los Corrales. Y a los 14 años entró a trabajar en Nueva Montaña Quijano. Sus intenciones eran pasar a delineación, pero acabó en el servicio eléctrico. En Quijano se encargaba a veces de tareas de rotulación y avisos en paredes y distintas superficies, cosa que a él le evadía de un trabajo que no le llenaba, y a la empresa también le venía bien.
Siempre tenía ideas para mejorar las cosas, y en cuanto a transformación de espacios no podía pasar sin dar un toque artístico a todo cuanto le rodeaba, así la casa donde yo nací, cerca de la Aldea, como la que después habitamos en el barrio "de los Millonarios". El ambiente que él dispuso fue para mí bueno en lo formativo, ya que lo mismo te traía a casa un italiano aficionado a la ópera que un africano que pintaba abstracto. Más bien frío en el trato cercano (dependiendo de con quién tratase, pero es común en el ser humano disponer de varias personalidades), puso empeño en dar a su hijo buena educación, porque ésa era también una de sus vocaciones -un día, viajando en tren, una señora que no lo conocía de nada se dirigió a él y le dijo: "Perdón, ¿es usted educador?..."-. Y en cuanto al arte del dibujo, ésa es quizá su faceta más conocida, pues se le daba muy bien captar, con cuatro rasgos, la fisonomía de las personas. Llegó a realizar exposiciones en Santander y Madrid, y sabréis que el monumento a Nany Campuzano, que figura en la rotonda de Altapeña, está basado en una caricatura que Palacios le hizo. La verdad es que, he visto a otros dibujantes decir que hacían caricatura, arte abstracto, pero no he visto a nadie hacer caricaturas como las suyas; "arte noemático", lo definió Camón Aznar.
Hizo también cosas interesantes que yo no llegué a saber y que después me he enterado, pues, a la manera de mi abuelo Adolfo (que por lo visto fue boxeador en Cuba y nunca lo mencionó), se calló ciertas actividades que a otros podrían parecer destacadas; por Pey Campuzano he sabido que controlaba el equipo eléctrico del grupo musical "The Boys", y mi madre me dijo un día que en los años 70 solía ir al colegio de Los Hermanos a aportar sus ideas en la organización de obras de teatro, a las que algunos jóvenes dedicaban las tardes del domingo -siempre le gustó, como a mí (y creo que a la mayoría), más el contacto con los jóvenes que con los viejos-, y Faustino Sánchez me proporcionó no hace mucho una antigua foto en la que se veía a Jesús en un coro que existía en Corrales después de la guerra. Y hace unos años he encontrado por casa un cuaderno con poemas de su puño y letra, así como otro de comentarios sobre obras del arte español, y aún otro más de remedios caseros y consejos varios... Y aparte de eso, recuerdo que cuando yo era niño le gustaba la fotografía, coleccionaba vitolas (él, que no fumaba) y postales de castillos, y aprovechaba ciertos tiempos y ciertos materiales de la fábrica para idear artilugios decorativos (la fábrica, daba sueldos bajos, pero también es cierto que, de ella, mucho se sacó; no sé si era primero lo uno o lo otro, apuesto por que era lo del huevo y la gallina...). Fue una persona empeñada en aportar, en un prototípico enclave nacional-catolicista de aquella España en la que se nos ofrecían grandes promesas por aportar todos a una. Ambiente que, lo sé, no fue exclusivo de aquella España ni de aquella época. Vocación, la de aportar y compartir, que a muchos trae distracción y consuelo a su vida, y progreso a la sociedad, pero que puede traer frustración y amargura al afectado si no encuentra ambiente receptivo y no sabe relativizar sus pulsiones.
Bien, como se suele decir, para muestra un botón, aquí tenéis estas imágenes que vienen a continuación.
Palacios con D. Guillermo

Monumento a Nany Campuzano

Caricatura de Nany

Caricatura de Anthony Quinn
Adolfo Palacios González










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