EL BRILLO DE LA EDAD MEDIA
César Rendueles ha escrito recientemente un interesante libro sobre la igualdad de oportunidades, en el que nos anima a ir más allá de este concepto, que según él ha secuestrado la democracia, y rescatar una visión más utópica, la igualdad como punto de llegada más bien que de partida. No está mal para perfeccionar el "régimen del 78", pero me temo que el ideal igualitarista no permea por igual a todas las sociedades. Y por cierto que no tiene por qué ser más intenso en aquéllas donde se ve a "los de abajo" clamar más fuerte y a menudo. Parece ser una idea demasiado moderna para ciertos países; por ejemplo en España, yo diría que son muchos los que perderían buena parte del sentido de su vida si no se supieran disfrutantes de lo que a otros les es vetado. Es la exclusividad, el privilegio. Y encontramos incluso quienes, estando abajo, gozan embobados con la visión de lujosos salones de gente famosa y guapa, y en vez de pensar en la revolución les rinden, por el contrario, sincera pleitesía, teniendo como necesidad de que haya encumbrados para que haya glamour, que se perdería si a todos nos fuera dado lo mismo. "Y que no nos quiten la prensa rosa", parecen decir.
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