No es normal una abstención del 63 por ciento en unas elecciones. Sería como creer que a la gente no le interesa la política, su futuro. No es así. Después de 44 años votando, si tantos no votan es porque no han visto que los partidos trabajen cumpliendo unos mínimos. Y éstos remachan esa mala imagen no mencionando a la abstención, como si todo el mundo hubiera votado; y lanzándose a una competencia de cariz futbolístico, en la que los medios informativos les siguen, y parte de los oyentes que los mantienen. Simplemente bajarse el sueldo haría que los votasen más, como esos médicos que, pueden cometer algún error grave, pero nadie los denuncia porque ofrecen buena atención y eso la gente lo ve. Pero los partidos prefieren embolsar y mirarse sólo entre sí, como esos servicios públicos donde el personal entra a trabajar tarde, día tras día, pese a que el usuario esté ahí mismo viéndolo. Hay una parte de la población que vivencia con intensidad la pugna de quién ganará o no, y otra parte (dudo que se solapen mucho) que está más pendiente de los problemas a resolver; pero la maquinaria política funciona con la energía de los primeros.
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