Con el arreglo de la alameda de Oviedo (Santander), se han repuesto los asientos de la zona de columpios. Sus colores fuertes no tienen sentido. Se dirá que está justificado por la presencia ahí de juegos. Pero es que precisamente debemos quitar la idea de que las zonas infantiles tengan que caracterizarse por esa "estética". ¿Facilitar el aprendizaje de los colores?: los críos siempre han crecido en entornos donde la complejidad no se andaba con contemplaciones; pese a su supuesta menor capacidad, aprenden, por ejemplo, a hablar sin que nadie se lo facilite. Poner a niños en entornos tan simples y antinaturales podría incluso comprometer su aptitud para lidiar con matices y emplearlos. Sí que puede existir una estética para niños (vean los ninots infantiles de las fallas de Valencia), pero no es esa. Para jugar al caballo un rato, con un palo vale, pero enseñemos a los niños que cuando hacemos algo permanente, hay que ser más exigente. Como lo somos con las cosas de los adultos.
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