Yo no soy devoto de la Virgen del Rocío, ni soy creyente, pero sé detectar cuándo el humor, o supuesto humor, emerge de una mezcla de desprecio y odio. El papel de la Iglesia y de la religión en nuestra sociedad tiene sus luces y sus sombras, como ocurre, por cierto, también con partidos, sindicatos, clubes de fútbol... pero algunos deberían considerar el sentido de ciertos artículos de las constituciones, como el 16 de la nuestra (libertad religiosa). Y sobre todo acordarse de cómo las burlas a los judíos, por ejemplo con caricaturas de grandes narices, fueron claro síntoma de rechazo, de forma aparentemente humorística, inocente y justificada, y prepararon el exterminio, que se deslizó con demasiada facilidad. En Cataluña hemos visto ya demasiados detalles de clasismo y segregación, hacia los andaluces por ejemplo, como para que no haya que andarse con cuidado al permitirse determinadas risitas. Si en vez de la Virgen, y la religión y el acento andaluz, fueran mujeres maltratadas u homosexuales, ya habían saltado las alarmas. Pero unos son más iguales que otros. De todas formas, es también preocupante que los comentarios a este tema se centren en otras derivadas (por qué no se meten con el islam, o cosas así) sin nadie parezca señalar lo que estoy comentando, que es, creo, lo principal.
Adolfo Palacios para Cartas al Director de El Diario Montañés.
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